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((**Es5.610**) ((**It5.859**)) Hiciéronle una señal al clérigo Rúa para retirarse y él, haciendo una genuflexión en medio de la sala, salió. El Santo Padre discurrió nuevamente con don Bosco sobre los Oratorios, sobre el espíritu que les infundía y alabó la publicación de las Lecturas Católicas indicándole, que animase a sus colaboradores a quienes él bendecía de corazón. Una de las cosas que repitió con complacencia fue ésta: -Cuando me acuerdo de esos muchachos, me conmuevo con las treinta y tres liras que me enviaron a Gaeta. Pobrecitos, añadía, se privaron de los céntimos destinados al panecillo y al condumio: ífue un gran sacrificio para ellos! Don Bosco respondió: -Nuestro deseo hubiera sido hacer mucho más, pero fue para nosotros un gran consuelo saber que nuestra pequeña oferta había agradado a Su Santidad. Sepa que allá en Turín tiene un grupo numeroso de hijos que le quieren de veras y siempre que hablan del Vicario de Jesucristo, lo hacen con transportes de alegría. El Santo Padre oyó esto con gran satisfacción y llevando la conversación nuevamente a los Oratorios, a cierto punto, espontáneamente preguntó: -Querido don Bosco, habéis emprendido muchas cosas; mas, >>si murieseis, qué sería de vuestra obra? Don Bosco, que estaba para entrar en su principal asunto, aprovechó la ocasión y, respondiendo que precisamente había ido a Roma para resolver el porvenir de los Oratorios, le entregó la carta comendaticia de monseñor Fransoni. Y añadió: -Suplico a Su Santidad tenga a bien indicarme las bases de una Institución que esté de acuerdo con los tiempos y lugares en que vivimos. -El Vicario de Jesucristo, leyó la recomendación del ((**It5.860**)) intrépido desterrado, se enteró de los proyectos e intenciones de don Bosco, se puso muy contento y dijo: -Se ve que los tres estamos de acuerdo. Pío IX aconsejó entonces a don Bosco que redactara las reglas de la Pía Sociedad, de acuerdo con la finalidad concebida y le hizo diversas indicaciones a tal fin. Entre otras cosas le dijo: -Conviene que fundéis una Sociedad que no pueda ser estorbada por el Gobierno; pero al mismo tiempo no os contentéis con ligar a los miembros a través de simples promesas, porque de lo contrario no habría unión entre los socios, entre superiores e inferiores; nunca estaríais seguro de vuestros súbditos, ni podríais confiar en su voluntad. (**Es5.610**))
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