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((**Es5.601**) el propósito de no reñir a nadie tan fuertemente por tan poca cosa; y admiraba el arte de don Bosco para ganarse los corazones. El Conde De-Maistre contaba con frecuencia este hecho. Finalmente, después de visitar todo el colegio, el Eminentísimo purpurado, don Bosco y la comitiva llegaron a la azotea que cubre todo el edificio, cuyos muros roza el Tíber hacia el mediodía, formando un ángulo donde estaban amarrados algunos barquitos. Puede llamarse el puerto de los barcos mercantes que llegan de Ostia a Roma. Mientras don Bosco observaba de un vistazo toda la extensión del vasto edificio, experimentaba una viva satisfacción pensando en el gran número de muchachos que allí se preparaban para la virtud y para una vida honrada; y parece que concibió el santo deseo y pidió a Dios hacer llegar sus muchachos de Turín al mismo número de los que allí se reunían. Pocos años después su deseo era realidad. Cuando bajaron de la terraza eran las doce y media. Los muchachos habían ido a comer y como su Eminencia estaba ((**It5.847**)) muy cansado, don Bosco y el Conde se despidieron. El Cardenal les regaló, a él y a sus compañeros, un dibujo del Hospicio y un grabado de San Jerónimo, trabajos realizados por los muchachos. Atravesaron el Tíber por el puente Roto y don Bosco y los demás tuvieron que guarecerse en el atrio de la iglesia de Santa María in Cosmedin, donde se conserva la cátedra en la que enseñaba Retórica San Agustín. Allí esperaron a que cesara el chaparrón que inundaba las calles y contemplaron en una plaza, llamada Boca de la verdad, 1 muchos bueyes uncidos que descansaban en medio del fango, expuestos al viento y a la lluvia. Los boyeros, que se habían refugiado en el mismo atrio, se pusieron a comer con un apetito envidiable. En vez de sopa o cocido tenían un pedazo de bacalao seco, del que arrancaba cada uno una hebra cuando le convenía. El pan era de centeno y de maíz y bebían agua. Al ver su aire sencillo y bondadoso, se acercó don Bosco y les dijo: ->>Qué? >>Hay buen apetito? -Mucho, contestó uno de ellos. ->>Os basta esa comida para quitaros el hambre y manteneros? -Nos basta; y gracias a Dios que no falte, puesto que los pobres no podemos aspirar a más. ->>Por qué no lleváis los bueyes al establo? 1 Boca de la verdad: Hay en el atrio de esta iglesia una famosa escultura, en cuya boca meten la mano los turistas que aseguran no decir mentiras. (N. del T.) (**Es5.601**))
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