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((**Es5.50**) ((**It5.51**)) Ratt. -Precisamente. D. B. ->>Puedo entonces (sonriendo) preparar mis muñecas para las esposas y disponerme a ir a la sombra de la cárcel? Ratt. ->>Y por qué? D. B. -Por lo que su Excelencia ha oído poco ha, en nuestra iglesia, a cuenta de lo del señor Arzobispo. Ratt. -Ni hablar. Dejando a un lado si fuese o no oportuna la pregunta de aquel chaval, usted, por su parte, respondió y salió del apuro muy bien, y ningún ministro del mundo podría hacerle el menor reproche. Por lo demás, aún cuando soy del parecer de que no conviene hablar de política en la iglesia, mucho menos con chiquillos, incapaces de comprender debidamente, entendiendo que no se deben ocultar las propias convicciones ante nadie. Añádase que en un Gobierno Constitucional, los Ministros son responsables de sus acciones, las cuales pueden ser censuradas por cualquier ciudadano, y por tanto también por don Bosco. Yo mismo, aunque no todas las ideas y acciones de Monseñor Fransoni me gusten, celebro que las medidas tomadas contra él no lo hayan sido durante mi Ministerio. D. B. -Si es así, concluyó alegremente don Bosco, puedo estar tranquilo de que su Excelencia no me enchiquerará, por esta vez, y me dejará respirar libremente el aire puro de Valdocco. Y ahora hablemos de otra cosa. A este gracioso preámbulo siguió una seria conversación de cerca de una hora. Hizo Rattazzi a don Bosco una retahíla de preguntas y ((**It5.52**)) se enteró punto por punto de los principios, la finalidad, la marcha y el fruto de la institución, del Oratorio y del Asilo anejo. Entre las numerosas preguntas, una versó sobre el medio que don Bosco empleaba para mantener la disciplina con tantos muchachos como acudían al Oratorio. ->>No tiene usted a sus órdenes, preguntó el Ministro, al menos dos o tres guardias uniformados o secretos? -No los necesito, Excelencia. ->>Es posible? Porque estos muchachos no son diferentes de los demás muchachos del mundo; al menos serán juguetones, pendencieros, camorristas... >>Qué correcciones, qué castigos emplea usted para dominarlos e impedir desórdenes? -La mayoría de estos muchachos se las saben todas; sin embargo, aquí no se emplea la violencia ni castigo alguno para impedir desórdenes. -Esto parece un misterio, explíquemelo. -Su Excelencia sabe que hay dos sistemas de educación: uno (**Es5.50**))
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