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((**Es5.466**) facilidad se podía, mediante la gracia de Dios, superar todas las dificultades y los exhortaba a vencer todo temor con el pensamiento de la bondad y protección de María, recordando las palabras de don José Cafasso: <>. Y en cuanto al porvenir, si los veía desconfiados de alcanzar su eterna salvación o de recuperar el prestigio perdido ante el pueblo, añadía: -Amad, servid y honrad a María; hacedla conocer, amar y honrar por los demás. No sólo no se perderá un hijo que la haya honrado, sino que puede aspirar a una singular corona. ((**It5.656**)) Es imposible describir cuán a pecho se tomaba la cuestión de las almas sacerdotales. Un día de verano iba en nuestra compañía por las montañas que rodeaban un pueblecito donde se hospedaba, y tras dos horas de camino, se detuvo frente a la casa de un capellán. Don Bosco, molesto hacía ya ocho días por un fuerte y continuo dolor de muelas, agobiado por el calor, sudando a mares, se paró un instante. Aquella casa aislada parecía abandonada. De repente vieron subir por un sendero a un campesino. Don Bosco le preguntó si el cura estaba bien de salud. -Hace mucho que está mal, respondió el campesino tiene una enfermedad que no perdona. ->>Le han dado ya los Sacramentos? -Todavía no. ->>Viene algún sacerdote a visitarlo? -No sabría; yo no he visto a ninguno. ->>Y quién lo atiende? -El hijo de su criado; hace un mes que no quiere ver a nadie más en su habitación. Don Bosco reflexionó un momento y luego, volviéndose a nosotros, dijo: -Esperadme. Y subió la escalera. Después de una hora larga, descendió. Reanudamos el camino, pero no le preguntamos qué había visto o dicho; él tampoco dijo nada. Pero se podía sospechar que la caridad había guiado sus pasos. (**Es5.466**))
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