Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es5.429**) buena maña para entretenerlos, que no se hubieran separado nunca de él. Tenía muchas dotes personales comunes con don Bosco, sobre todo su amabilidad y familiaridad. Por eso hubo un gran pesar en toda la casa cuando llegó a Turín, a fines de 1856, y cayó gravemente enfermo de pulmonía. Se acostó en una habitación que daba al balcón corrido del segundo piso y fue empeorando de día en día. Lo atendía el doctor Musso, pero las medicinas no le servían de nada. Como la enfermedad progresaba, se llamó a su buena esposa de Castelnuovo para que lo viese por última vez. ((**It5.603**)) Pero don Bosco confiaba en Dios, persuadido de que su hermano no faltaría a los vivos, que verían prolongarse sus días para atender a sus hijos de corta edad. Muchas veces durante el día y todas las noches antes de ir a descansar, pasaba un largo rato junto al enfermo. Una noche entró don Bosco en la habitación del hermano, en la que se hallaban Buzzetti, Santiago Rossi, Davitto, Reano y la cuñada, que se había pasado el día llorando, afligida por el miedo a perder al marido, palpóle la frente y le preguntó por su mal. Pero José estaba muy grave y le costaba responder. Había pasado una hora larga y parecía que don Bosco no podía aquella noche separarse del lecho, y se entretenía dirigiendo a su hermano dulcísimas palabras que impresionaban mucho a los presentes. Al fin le dijo: -Escucha, mi querido José, vamos a importunar a la Virgen para que te cure >>quieres? Entonces, vamos a hacerle enseguida una plegaria; tú, para no cansarte, acompaña nuestra oración sólo con el pensamiento. Terminada la oración, don Bosco tocó de nuevo a su hermano en la frente, le animó a esperar, le aconsejó tranquilidad y confianza en María Santísima y se fue a la cama. A la mañana siguiente José había mejorado extraordinariamente y siguió recobrándose de modo que, a los pocos días, pudo levantarse. Tras una prolongada convalecencia pudo volver a su casa de I Becchi completamente restablecido; los que le asistieron reconocieron en su curación una gracia evidente que la Virgen había concedido a don Bosco. En cuanto el médico declaró a José fuera de peligro, don Bosco, que ya había sido invitado para ello, ((**It5.604**)) partió hacia Génova. De este viaje nos dio noticias por escrito la señora Rosina Manassero Ferrerati. (**Es5.429**))
<Anterior: 5. 428><Siguiente: 5. 430>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com