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((**Es5.340**) lo más importante, dejando para su tiempo algunos hechos a los que aquí aludimos. SOCIEDAD DE SAN VICENTE DE PAUL Conferencia aneja de San Francisco de Sales Fin principal de esta Conferencia es el de instruir y socorrer a los chicos pobres que asisten a las funciones religiosas que se celebran en la iglesia de María Auxiliadora, especialmente los del Borgo Dora y Valdocco. Por lo que toca a la instrucción se enseña el Catecismo, de las tres a las cuatro de la tarde, todos los domingos y fiestas de precepto. Después del Catecismo se canta el Ave Maris Stella y el Magnificat; a continuación se hace una plática a propósito para ellos, y se acaba con la bendición del Santísimo. Asisten unos doscientos muchachos. Sus mismos compañeros hacen de catequistas. Para animarlos, se les regalan, a más de las ayudas de que se hablará, medallas, Lecturas Católicas, libros de piedad, como El Joven Cristiano, La Llave del Paraíso y otros. Todos los meses hay un día de confesión y comunión para los ((**It5.476**)) que ya hicieron la primera. Ese día don Bosco da a todos para desayunar pan y companaje. Por desgracia, bastantes de los mayorcetes van a trabajar el domingo por la mañana y sólo de tarde en tarde pueden recibir los sacramentos. Los que ordinariamente acuden a la confesión mensual llegan a ciento. Para los socorros, se elige a los más necesitados de los que asisten asiduamente a la catequesis, y éstos quedan admitidos en el patronato y son visitados en sus casas. Cuando tienen veinte sellos de asistencia, se les da un premio proporcionado a la conducta del chico y a la necesidad de la familia. Los premios consisten en pantalones, chaquetas, zapatos, zuecos, gorras y cosas parecidas. Los muchachos a quienes atiende de este modo el patronato, son unos cincuenta y los socios unos treinta, casi todos ellos del Oratorio de San Francisco de Sales. Como sus colectas no bastan para sufragar los gastos de los premios del catecismo, de las rifas y de los regalos que se hacen de cuando en cuando a los muchachos para atraerlos a las prácticas de piedad, suple don Bosco nuestro padre común. La conferencia se celebra todos los domingos, a las dos de la tarde en verano, y a la una y media en invierno, en una sala del Oratorio de San Francisco de Sales. De vez en cuando asisten también a las conferencias algunos buenos señores de la ciudad, los cuales hacen subir la colecta que, sin ellos, no llegaría más que a treinta o cuarenta céntimos por domingo, ya que los socios son pobres muchachos que también necesitan de ayuda. Don Bosco fundó esta Conferencia entre sus muchachos el año 1854. El conde Cays, presidente de las Conferencias de san Vicente de Paúl del Piamonte, protegió siempre ésta, y la agregó a las suyas, y le suministraba los bonos para distribuir a las familias de los muchachos visitados por sus socios. Contribuía además con ayudas extraordinarias. Muchos señores de la nobleza asistían también de cuando en cuando, a nuestra Conferencia, que entonces no se amoldaba a la organización de las dependientes de París, puesto que su finalidad concreta eran los muchachos. Así siguieron las cosas durante bastantes años. Los ((**It5.477**)) jóvenes del Oratorio, miembros de esta conferencia, iban a visitar las familias adscritas a su patronato. Pero al conde Cays sucedióle en la Presidencia el ingeniero Ferrante, el cual, rigorista (**Es5.340**))
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