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((**Es5.29**) mos a comenzar, procurando a la sociedad y a la religión aquel bien que, una y otra, esperan de los buenos en los críticos tiempos que corren para ambas. Si con nuestro esfuerzo conseguimos tan sólo contrarrestar la inmoralidad y la corrupción del espíritu y del corazón, que con tanto empeño, con tal abundancía de medios se trata de difundir por nuestra pobre patria, sobre todo por las aldeas, entre los campesinos rudos e ignorantes, nos daremos por satisfechos, pues habremos sido los instrumentos con que Dios ha realizado un gran bien, cuyo mérito nos dará a todos cuantos nos hemos empleado a fondo en defensa de la fe católica y en la difusión de los principios de la virtud cristiana. La aprobación del Santo Padre, que nos fue comunicada por el Emmo. Cardenal Antonelli, Secretario de Estado, en la carta que hemos publicado en el folleto 20-21, infundió en nosotros nuevos bríos, y abrigamos la esperanza de que la bendición del augusto Pío IX habrá animado también a nuestros beneméritos cooperadores a continuar prestándonos de buena gana su ayuda con la misma elegancia de antes, y que de nuevo pedimos cordialmente. Los enemigos de la religión católica y de la sociedad, con increible actividad y toda suerte de medios, se esfuerzan por pervertir el espíritu y corromper el corazón de los tibios y sencillos; es nuestro deber y el de todos los buenos oponerse con su actividad y con todos los medios lícitos y honestos al torrente que intenta envolver en su corrompido torbellino a la sociedad y a la religión. Pero, en obra tan eminentemente social y santa, es necesaria la unión, el acuerdo. Unámonos, pues, pongámonos de acuerdo y obremos con decisión. Dios bendecirá nuestro trabajo, dará el incremento necesario a nuestras obras y un día tendremos el consuelo de ver a nuestros enemigos, enemigos de la fe y de la sociedad que, convencidos de sus errores y de sus utopías, se unen a nosotros, o, avergonzados y vencidos, se revuelcan en el fango de su derrota, incapaces de hacer daño. Entre tanto, anunciamos que la suscripción sigue abierta en las mismas condiciones y bases del año pasado. Que los temas que se comenzarán a tratar serán acabados en cada uno de los folletos, de modo que no guardarán relación unos con otros, o sea que no serán continuación. ((**It5.22**)) Que la asociación pondrá todo su empeño para que los asociados reciban a su tiempo los folletos que se publican. Finalmente, comunicamos que está ya en la imprenta una traducción al francés de todos los folletos publicados durante el año, para satisfacer y atender a la necesidad de las provincias y diócesis de habla francesa. Recordamos una vez más la advertencia publicada en la cubierta del folleto 20-21. Esta última advertencia era para los suscriptores de Saboya. Con esta nota emprendían las Lecturas Católicas su segundo año de existencia. Don Bosco hizo imprimir 3.000 circulares de propaganda en la imprenta Doyen. Y en marzo escribía él mismo dos folletos con un suceso contemporáneo, bajo el título de: Conversión de una valdense. Es un episodio rigurosamente histórico, en el que solamente se camuflan algunas circunstancias que por el momento no es conveniente manifestar. Se trata de una jovencita, hija de padres herejes, que se enamora (**Es5.29**))
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