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((**Es5.253**) Turín. Su compañero Bersano también era organista y famoso por sus conocimientos musicales. La banda, cuyos maestros fueron sucesivamente un tal Giani, luego Bertolini y Massa, músicos de la guardia municipal, no tardó en alegrar los patios con sus melodías; José Buzzetti y Pedro Enría ocupaban lo primeros puestos. Constaba de sólo doce instrumentos, que no aumentaron en varios años. Y aquí nos parece oportuno dar algunos detalles más amplios y ordenados de la excursión de don Bosco con sus muchachos. Durante el mes de septiembre no se hablaba en el Oratorio más que del paseo a Castelnuovo; se barajaban los nombres de los que serían elegidos y se discutía qué pueblos visitarían: era un goce anticipado de las fiestas y de las vendimias que les esperaban en las amenas colinas, y una renovación de la satisfacción experimentada por los que el año anterior habían acompañado a don Bosco a I Becchi. Su juvenil fantasía no podía pensar en otra cosa, hacía que volvieran al Oratorio muchos que estaban de vacaciones y el que había perdido las esperanzas de merecer aquel premio, se proponía merecerlo al año siguiente. Y entre tanto se disponía y preparaba todo. Al empezar la segunda quincena de septiembre, un día, hacia las ocho de la mañana, salía don Bosco de Valdocco con algunos muchachos, los más necesitados por su débil salud o porque no tenían en el mundo a nadie que pensara en ellos. Como no se podía pagar el ómnibus para todos, ordinariamente se iba a pie. El itinerario era: Chieri, Riva y Buttigliera de Asti; la primera etapa de esta excursión fue siempre la comarca de I Becchi. El camino era largo; pero los muchachos no lo advertían porque don Bosco tenía la habilidad de hacerlo parecer más corto, ((**It5.349**)) contándoles diversos episodios de la historia de Italia o de la historia eclesiástica. En las proximidades de Chieri, salían a su encuentro algunos de sus íntimos amigos, avisados de antemano, entre ellos el canónigo Calosso, quienes gozaban recibiéndole para comer con sus jóvenes amigos. Después de descansar, reanudaban la marcha hasta llegar a la aldea de Morialdo, donde les esperaba su hermano José. Al día siguiente don Bosco hacía visitar a sus muchachos el humilde tugurio donde había nacido y solía decirles: -íEstos son los feudos de don Bosco! La estancia en I Becchi estaba llena de maravillosas sorpresas. Veíase a la buena gente del contorno acudir todas las tardes en buen número a la novena y al sermón. Y como quiera que no cabían en la capillita, muchos devotos se quedaban fuera con gran recogimiento. Se rezaba el rosario, se cantaban las letanías y se impartía la bendición (**Es5.253**))
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