Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es5.153**) mismos, por ser huérfanos, o por abandono de sus padres, no se deciden a asistir a las funciones sagradas y a la enseñanza religiosa, que en ellos se da. Por su ligereza e irreflexión esta gentecilla huye casi por instinto del recogimiento, y de someterse a la vigilancia. Hay que atraérsela y ganársela como a las moscas, con ricos panales de miel. Así pues, si se quiere que prospere un Oratorio festivo, se requieren diversiones, juegos, entretenimientos, delicado y amable trato, y esto siempre; además, de cuando en cuando, hacen falta representaciones teatrales, pequeñas rifas, regalitos, excursiones, desayunos, meriendas y cosas por el estilo. >>Si hay en ellos estas atracciones, se verán los Oratorios abarrotados de muchachos; en caso contrario, se tendrá la pena de ver en los días festivos las plazas, calles y alrededores de la ciudad atestados de arrapiezos que crecen en la ignorancia de la religión y en el aprendizaje de todo mal; se experimentará el disgusto de ver crecer una generación sin Dios, sin fe y sin ley; se sentirá el dolor de ver cómo se forman familias y asociaciones que sumirán otra vez al mundo en los horrores del paganismo y de la barbarie. Ya se ven ahora lastimosos ejemplos en muchas ciudades de Italia y de Francia, que no hay por qué señalar aquí. >>Muévanse, pues, los católicos más o menos favorecidos por la fortuna, y sepan hacer algún sacrificio en la triste situación de nuestros tiempos, sepan privarse también de sus honestos placeres, para atraer al bien a tantos muchachos, para conservarlos o devolverlos a Dios, a la patria, al Cielo. Si esperamos en demasía, no llegaremos a tiempo; porque la ignorancia, las pasiones, las malas compañías harán de muchos e incautos jovencitos los reclutas, los gregarios de las sociedades subversivas, los discípulos de quienes se glorían de cantar himnos ((**It5.202**)) a Satanás, de juntarse para combatir bajo sus negros estandartes, al grito de í Viva el infierno! >>Piensen también los señores en sí mismos, y teman que el Señor, más pronto o más tarde, no se sirva de alguno de estos seres desgraciados como de azote para castigar una indiferencia, por la que crecen tantos jóvenes en la impiedad y el crimen; procuremos todos, siquiera con nuestra caridad y beneficencia, merecer la misericordia de Dios el día, quizás no lejano, en que estalle su justa ira>>. (**Es5.153**))
<Anterior: 5. 152><Siguiente: 5. 154>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com