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((**Es4.63**) que padecen; y la promesa infalible del Señor de que el que sufre resignado con Jesucristo, tendrá parte para siempre en su gloria. Sus palabras producían un efecto admirable, pues las personas de toda clase y condición, lo mismo del clero que seglares, le consideraban como un hombre totalmente de Dios, y muchos socios de las Conferencias iban a porfía también para socorrer sus obras. Pero llegó por fin un día en que ya no se oyó su voz en aquellas reuniones. En los últimos años de su vida se retiró y no apareció más. Había cumplido su misión, y ya no se necesitaba su labor. Las Conferencias de San Vicente prosperaban maravillosamente. En efecto, en 1900 eran diecisiete en Turín y treinta y una en Piamonte. En cincuenta años habían visitado más de cuarenta mil pobres y les habían suministrado en limosnas un millón y medio de liras. Don Juan Bautista Francesia preguntó un día a don Bosco por qué no iba ya a las conferencias generales, contando allí con tantos amigos, y recibió esta respuesta: -Ya no tengo nada que hacer allí. Ahora sería ir para hacer número. Rehuía los aplausos con los que seguramente hubiera sido recibido. Pero sus queridos amigos y bienhechores no le olvidaron, por cierto: el 6 de mayo de 1900 se reunían cuatrocientos socios de la Sociedad de San Vicente de Paúl en la casa salesiana de Valsálice, para asistir a una devota función religiosa junto a la tumba de don Juan Bosco. Conmemoraban el quincuagésimo aniversario de la institución de las Conferencias en Turín y en Piamonte. S. E. el Cardenal Richelmy celebraba la santa misa y distribuía el Pan Eucarístico. Los representantes de las Conferencias eran ((**It4.70**)) en su mayoría obreros y agricultores. Se reunieron los socios en una sala de Valsálice para la asamblea plenaria y luego se sentaron juntos a la mesa en alegre ágape. Se ensalzó repetidamente a don Bosco, cuyos restos mortales debieron regocijarse en medio de aquel triunfo de la caridad. Todas las frases de este capítulo las hemos recogido de los relatos oficiales de las Conferencias, o de noticias impresas, manuscritas y orales, de los socios de la Obra de San Vicente, y también de varios antiguos alumnos, que fueron testigos, y nos refirieron cuanto hemos expuesto.(**Es4.63**))
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