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((**Es4.533**) gusto en darse un paseíto, y al llegar a la casa del enfermo, se quedarán fuera, al pie de la escalera, durante el tiempo que yo esté con él. Aquellos dos, aunque de mala gana, callaron y dejaron hacer. Llegaron a la casa destinada. -Pase un momento a esta habitación, le dijeron, y nosotros iremos a advertir al enfermo. Los muchachos, entre los que estaban Cigliuti, Gravano y Buzzetti, se quedaron fuera, mientras don Bosco entró en una habitación de la planta baja, donde se encontró con media docena de tipos alegres, que, después de una espléndida cena, comían o fingían comer castañas. Estos recibieron a don Bosco con abundantes señales de respeto, aplaudiendo y celebrando su llegada. -Haga el favor, don Bosco, de servirse de nuestras castañas, le dijo después uno de los de la cuadrilla presentándole un plato. -Gracias, no me apetecen, respondió él; hace poco que he cenado y no tomo nada más. -Pero al menos beberá un vaso de nuestro vino; verá qué bueno es; es de la parte de Asti. -No tengo ganas; no estoy acostumbrado a beber fuera de comida, y, si bebiese, me sentaría mal. -íVaya! un vasito de buen vino no le puede hacer ningún mal, le irá bien y le ayudará a hacer la digestión. Al menos, para darnos gusto, tiene que beberlo. ((**It4.698**)) Dicho lo cual, tomó una botella colocada sobre la mesa y fue sirviendo vino en los vasos. Como exprofeso se había puesto uno menos, una vez que llenó todos, fue a tomar aparte otro vaso y otra botella de la cual sirvió para don Bosco. No fue necesario más, porque éste se dio buena cuenta del perverso plan, que no era otro más que el de envenenarlo. Sin dar a entender que había descubierto su mala intención, tomó don Bosco en mano el vaso lleno de espumante vino y brindó a la salud de aquellos desgraciados; pero, en vez de acercárselo a los labios, quiso volverlo a poner sobre la mesa rehusando beber. -No nos dé este disgusto, dijo uno. -No nos insulte así, añadió otro. Y gritaron los otros: -Es un vino excelente. -Queremos que lo beba a nuestra salud. -Ya he dicho que no tengo ganas, y añado ahora que no puedo ni quiero beber, replicó don Bosco. (**Es4.533**))
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