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((**Es4.475**) de ningún modo que don Bosco hubiese recibido noticias de Turín, sobre lo sucedido, cuando llegó el aviso. Al volver a la ciudad, hizo distribuir, para el mes de agosto a los suscriptores de las Lecturas Católicas su nuevo opúsculo titulado: Sucesos contemporaneos expuestos en forma de dialogo. Empezaba así: <>. ((**It4.622**)) Los diálogos eran siete: un ministro protestante que seduce con dinero a un infeliz para abandonar a la Iglesia Católica; un apóstata que cuenta a un hombre amigo las causas de su perversión; un arrepentido que narra los motivos de su vuelta al catolicismo, gracias a la lectura de los Avisos a los católicos y por las razones oídas a un buen sacerdote sobre el dogma del sacramento de la penitencia; un enfermo grave que, después de haber pedido en vano los socorros religiosos para bien morir a su pastor, manda llamar a un sacerdote, su antiguo confesor; un moribundo que, agitado por los remordimientos, suplica al pastor protestante le autorice la asistencia de un sacerdote católico, y, bárbaramente abandonado, muere sin sacramentos; por fin, los lamentos de una madre a un sacerdote, por el cambio de conducta de un hijo suyo que antes era un excelente cristiano; encuentro del hijo antes nombrado, engañado por la lectura de libros malos y adscrito a una sociedad impía de obreros, con el sacerdote que había sido su amigo íntimo desde la infancia, y su conmovedor arrepentimiento. Terminada la expedición de esta obra, y una vez entregada en la imprenta la del mes siguiente, escribía así a su profesor el teólogo Appendino, que estaba en Villastellone: >>Dirección central de las Lecturas Católicas Muy apreciado Señor Teólogo: Estamos pendientes de V. S. apreciadísima. Mañana, en el vapor (**Es4.475**))
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