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((**Es4.422**) reunirse, y estar con ellos hasta que vayan otros a sustituirlos en la asistencia; no los dejen nunca desocupados, ni siquiera en tiempo de recreo. >>3. Debe darse a los alumnos amplia libertad de saltar, correr y gritar a su gusto. La gimnasia, la música, la declamación, el teatro, los paseos, son medios eficacísimos para conseguir la disciplina y favorecer la moralidad y la salud. Procúrese únicamente que la materia de los entretenimientos, las personas que intervienen y las conversaciones que sostengan, no sean vituperables. Haced lo que queráis, decía el gran amigo de la juventud San Felipe Neri; a mí me basta que no cometáis pecados. >>4. La confesión y comunión frecuentes son las columnas que deben sostener el edificio educativo del cual se quieren tener alejados la amenaza y el palo. No se ha de obligar jamás a los alumnos a frecuentar los santos sacramentos; pero sí se les debe animar y darles comodidad para aprovecharse de ellos. Con ocasión de los ejercicios espirituales, triduos, novenas, pláticas y catequesis, póngase de manifiesto la belleza, sublimidad y santidad de una religión que ofrece medios tan fáciles, como son los santos sacramentos, y a la vez tan útiles para la sociedad civil, para la tranquilidad del corazón y para la salvación de las almas. Así quedarán los niños espontáneamente prendados de estas prácticas de piedad y las frecuentarán de buena gana y con placer y fruto. >>5. Debe vigilarse, con el mayor cuidado, que ((**It4.550**)) no entren en una casa de educación compañeros, libros o personas que tengan malas palabras. Un buen portero es un tesoro para una casa de educación. >>6. Terminadas las oraciones de la noche, el director, o quien haga sus veces, diga algunas palabras afectuosas en público a los alumnos, antes de que vayan a dormir, para avisarles o aconsejarles sobre lo que han de hacer o evitar. Sáquense avisos o consejos de lo ocurrido durante el día, dentro o fuera del colegio; y no dure la platiquita más de cinco minutos. En ella está la clave de la moralidad y de la buena marcha y éxito de la educación. >>7. Téngase como pestilencial la opinión de retardar la primera comunión hasta una edad harto crecida, cuando por lo general, el demonio se ha posesionado del corazón del jovencito con incalculable daño de su inocencia. Según la disciplina de la Iglesia primitiva, debían darse a los niños las hostias consagradas que sobraban de la comunión de los adultos. Esto nos hace conocer lo mucho que desea la Iglesia sean admitidos pronto los niños a la santa comunión. Cuando (**Es4.422**))
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