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((**Es4.410**) y seglares, que quieran ayudar a esta obra de caridad, les serán enviados ejemplares a portes pagados, para todos los estados del Reino y para el extranjero, con tal de que los asociados formen un grupo, al que se puedan enviar cincuenta ejemplares por lo menos. 5. En las ciudades y pueblos de la provincia, se reciben las suscripciones a través de las personas, designadas por los respectivos Ordinarios Diocesanos, a quienes está encomendada de un modo particular la Obra, cuyo nombre y dirección damos, etc. A partir de este momento, en todas sus cartas, de cualquier tema que fuese, en todos los paquetes que debía enviar, metía una hoja impresa con el plan de suscripción y escribía encima de su puño y letra: recomiendo calurosamente su difusión. Y, adonde quiera que fuese, repartía hojas de propaganda, lo que siguió haciendo durante toda su vida. Encargó además a un buen hombre, vendedor ambulante, el cual, provisto de estos folletos, los llevaba por plazas y mercados de muchos pueblos para venderlos a muy bajo precio y hasta distribuirlos gratuitamente cuando lo creyere oportuno. Crecía su celo, cada vez más, pensando en el bien que se obtendría; pero no sabemos si, entonces, comprendía todo su alcance. De los puntos de su pluma saldría un centenar de obras morales, apologéticas, de controversia ((**It4.534**)) contra los protestantes, particularmente contra los valdenses, para confirmar al pueblo en la fe, infundir máximas católicas entre la juventud y aumentar el amor a la Iglesia y al Papa. A él se debe que el protestantismo no progresara en Turín y en el Piamonte, o mejor, que no pudiera arraigar firmemente, gracias a que supo hacer llegar a toda Italia e islas adyacentes sus Lecturas Católicas. De 1853 a 1860, de acuerdo con los registros, pasaron cada año los suscriptores de nueve mil, y muchos de ellos representan grupos de familias numerosas que pertenecían a una sola suscripción; en 1861 crecieron hasta cerca de diez mil, y a partir de 1870, se mantuvieron de doce a catorce mil. La tirada de cada opúsculo sobrepasaba por término medio los quince mil ejemplares mensuales. Se imprimieron, además, otras quinientas obras diversas, compuestas por los colaboradores, y de éstas y de las de don Bosco se hicieron aparte numerosas ediciones, que corrieron continuamente por las manos del pueblo cristiano. En el primer cincuentenario de la fundación, el total de estos opúsculos sobrepasaba los nueve millones doscientos mil. Añádase que estas Lecturas empezaron a publicarse más tarde en francés, español y (**Es4.410**))
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