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((**Es4.375**) ->>Te acuerdas de cuando, siendo todavía seminarista me dijiste. tendré clérigos, sacerdotes, muchachos estudiantes, artesanos, banda de música y una hermosa iglesia, y que yo te decía que estabas loco? íAhora se ve bien claro que sabías lo que decías! Y fijó un día para comer en Castelnuovo con todos los muchachos de I Becchi. Juan Cagliero hizo los honores de la casa. Nos escribía el notario Juan Germano en 1887: <>. ((**It4.488**)) Tras el hermoso día, pasado en compañía del teólogo Cinzano, don Bosco se dispuso a acompañar al Oratorio a los muchachos, con los dos nuevos clérigos, cuya gran ayuda esperaba. En efecto, Rúa se entregó totalmente a la misión que el Señor había destinado a don Bosco, y su nombre será siempre el de una alma adornada de toda suerte de virtudes, sencillo, pero de gran inteligencia, infatigable, capaz de aprender todas las ciencias en las que deberá entender. Se cumplían los sueños. Don Bosco pudo decir finalmente: este clérigo es mío. Muchas veces hizo de él este espléndido elogio: <>. También José Rocchietti era un joven de gran inteligencia y honestas costumbres, alimentaba los mismos ideales para dedicarse totalmente al Oratorio; pero su salud era endeble. Mientras tanto don Bosco, a su vuelta de Castelnuovo, se encontró con una carta de la Secretaría Real del Maestrazgo de la Orden de San Mauricio y de San Lázaro. <(**Es4.375**))
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