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((**Es4.343**) Pero, si queremos recordar los humildes principios de las obras de aquellos hombres eminentes, fácilmente descubriremos cómo se asemeja a ellos la de don Bosco, y cómo, por sus inmensos beneficios, es digna de ser colocada junto a la de esos hombres que acabamos de citar. Después de haber hablado de las dificultades encontradas, es nuestra obligación no callar las ayudas, que en estos tiempos calamitosos, en medio de las tempestades políticas, que estremecen la bolsa del rico y el corazón de todo el mundo, llegaron de todas partes a las manos del incansable cultivador del campo del Señor. Nada diremos de los hombres, que se unieron a don Bosco y le secundaron, llenos de iluminado celo, pero nos place recordar las mil diversas formas con que se revistió la inagotable caridad ciudadana para acudir en socorro de esta santa obra; socorro de toda edad y condición, de ricos y pobres, de grandes y pequeños; socialismo inmenso, solamente realizable y justo, porque nace del santo y admirable sentimiento con el que contribuyó cada uno, de acuerdo con sus propias fuerzas: el pintor con su cuadro, el comerciante con los objetos de su negocio, en el que la mujer, siempre grande, siempre la primera cuando se trata de caridad, supo colocar toda la delicadeza de su inagotable bondad. >>En efecto, pueden verse en la exposición objetos entregados para la tómbola, con la que se ayuda efizcazmente al Oratorio, el sacrificio de diversiones, de paseos, de juguetes dedicados, según la edad, para el entretenimiento de los pobres; puede verse esa caridad multiforme e indirecta, como conviene a los seres sensibles y delicados, que forman la parte más hermosa de las obras de beneficencia, patrocinándolas y manteniéndolas para dejar al hombre en su clase más tosca y menos inteligente, la ayuda brutal del dinero. ((**It4.445**))>>Hemos dicho brutal, porque creemos que el que provee el medio material para realizar una obra, está en el que la inicia y la lleva a término, como el soldado que combate está en el general que manda; pero, al decir brutal, no queremos de ningún modo mermar la santidad de su oficio. En efecto, la misión que don Bosco ha puesto, bajo la invocación de San Francisco de Sales, es grande y digna de consideración. Apartar a la juventud del ocio dominical, para mantenerla honesta y religiosamente ocupada, es algo tan grande, que en París, que ideó un sistema de signos manuales para comunicarse con los sordomudos. La Asamblea Nacional hizo incluir su nombre entre los bienhechores de la humanidad. Es autor de un libro para la instrucción de los sordomudos, a través de signos (1776). Assarotti. Lo mismo que Cottolengo -hoy San José Benito Cottolengo- es uno de los muchos fundadores de obras pías, contemporáneas de don Bosco. (N. del T.). (**Es4.343**))
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