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((**Es4.318**) y prolongados aplausos con que se acogían sus respuestas y las distintas y no siempre fáciles preguntas, eran una prueba cierta y segura de la satisfacción universal. La maravilla de los asistentes iba en aumento, puesto que, habiendo acudido con el pensamiento de que iban a asistir a una demostración infantil, se encontraron con muchachos mayorcetes y llenos de vida, los cuales, no dejándose arrastrar por los malos ejemplos de sus coetáneos, dedicaban al estudio el tiempo que les dejaba libre el trabajo y que otros consumían en extravíos. En efecto, no es fácil domar en la juventud el poderoso estímulo que la lleva a las diversiones y conducirla al estudio serio y paciente. Pero esto que resulta difícil para los que se burlan de nuestro método de instrucción, le es fácil al sacerdote católico, el cual no tiene más método que el sugerido por la caridad cristiana. Al ((**It4.412**)) contemplar a centenares de muchachos artesanos, que renuncian a las diversiones para oír la palabra de un sencillo sacerdote: >>preguntáis qué es lo que sostiene a esa juventud, ansiosa de libertad? El amor que tienen a su padre en Cristo. >>Y qué es lo que alimenta y fomenta este amor hacia su padre? íEl amor que éste tiene por sus hijos! Y estos dos amores se identifican en el amor a Jesucristo 1. Recordamos haber sabido que el abate Aporti, senador del Reino, embelesado por las respuestas rápidas y exactas que daban aquellos jóvenes artesanos, tuvo que decir que no se podía esperar más, no sólo de unos mozalbetes, que durante todo el día manejaban la paleta de albañil, la lezna o la aguja, sino de aquellos mismos que pasaban la mayor parte del año sobre los bancos de la escuela, pendientes horas y horas de los labios de un maestro. Al final se distribuyeron los premios, que no consistieron sólo en aplausos, sino en objetos útiles, obsequio de los bienhechores. Esta velada se hizo famosa puesto que, queriendo borrar la acusación movida contra el Oratorio sobre política, un jovencito recitó una larga poesía en piamontés, compuesta por don Bosco, que comenzaba así: Nui parluma nen d'politica A le niente nost'affŠ: E nui fumma mac la critica Al pan brun del panaté 2. 1 Véase Armonía, del martes 18 de mayo de 1852. 2 Nosotros no hablamos de política, No es asunto nuestro: Nosotros tan sólo criticamos El pan negro del panadero. (N. del T.). (**Es4.318**))
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