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((**Es4.263**) 6. Por la mañana, a la señal de levantarse, todos se vestirán con la máxima modestia y guardando riguroso silencio. 7. Está severamente prohibido vender o comprar cualquier objeto o guardar dinero consigo. Quien lo tuviese, debe consignarlo al Prefecto, que lo guardará y suministrará en caso de necesidad. 8. Está terminantemente prohibido escribir en las paredes de la casa, clavar clavos o hacer agujeros con cualquier pretexto. 9. Se recomienda la caridad fraterna y, por tanto, soportar pacientemente los defectos de los compañeros y no despreciarlos ni ofenderlos. 10. Está rigurosamente prohibido todo acto inconveniente y toda suerte de conversaciones malas. 11. Bendiga el Señor a quien observare estas normas. Recuerden todos que el que empieza a vivir como buen cristiano en la juventud, llevará una buena vida hasta la vejez y Dios le guardará hasta aquella edad. N. B. Este reglamento será leído en alta voz el primer domingo de cada mes a todos los del dormitorio. JUAN BOSCO, Pbro. El reglamento, en el que los jóvenes eran llamados hijos de casa en el primer original, fue modificándose y reduciéndose poco a poco hasta la forma expuesta. ((**It4.339**)) En aquellos tiempos memorables gozaban los muchachos de mucha libertad, ya que vivían como en familia. Pero, a medida que surgía una necesidad o nacía un desorden, iba don Bosco restringiéndola gradualmente con nuevas y oportunas normas. Los muchachos reconocían la necesidad de las nuevas disposiciones y se sometían con gusto a ellas, pero se encaraban con aquéllos, cuyas faltas las motivaban. De esta forma, una tras otra, a intervalos, fueron estableciéndose las normas disciplinares que hoy forman el reglamento de las casas salesianas. Cada dormitorio tenía un santo titular y patrono, cuyo nombre estaba escrito sobre le dintel de la puerta. Los muchachos pertenecientes a él celebraban cada año su fiesta: recibían todos ellos los santos sacramentos y, con el permiso correspondiente, adornaban con colgaduras y luces la imagen del Santo, le cantaban himnos y recitaban oraciones ante ella. Elegían una hora del día o de la noche que no interrumpiese el horario general e invitaban a los Superiores. Presidía el prioste por ellos elegido y uno de ellos o un clérigo hacía (**Es4.263**))
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