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((**Es3.57**)((**It3.60**)) CAPITULO VI DON BOSCO PREDICADOR - SU PREPARACION DE LOS SERMONES Y SU METODO PARA IMPROVISAR - PREDICACION CONTINUA - SUFRIMIENTOS EN LOS VIAJES - BUEN EJEMPLO Y CELO EN LAS MISIONES ESPIRITUALES AL PUEBLO - LA MIES RECOGIDA, EL AFECTO Y LA ESTIMA DE LAS GENTES - PREDICA EN QUASSOLO, EN STRAMBINO, EN VILLAFALLETO Y LAGNASCO - PANEGIRICO DE NUEVO ESTILO EN UN CONVENTO DE MONJAS EL más vivo deseo de don Bosco, el único fin de su vida era destruir el pecado y alcanzar que Dios fuera más conocido, servido y amado por todo el mundo. Como ministro consagrado del Señor que era, sentía dentro de sí toda la fuerza de aquel dicho del Divino Maestro: <>.1 Por esto añadía al estudio de los libros santos la lectura de los autores sagrados más insignes, teniendo siempre por modelo al Divino Salvador que, siendo la sabiduría encarnada, hablaba con admirable sencillez, para adaptarse a la inteligencia del pueblo. ((**It3.61**)) En 1844 llevaba ya escritos y corregidos más de cien sermones nuevos. Se había preparado las instrucciones y meditaciones para dieciocho días de misión al pueblo; varios sermonarios de ejercicios espirituales para religiosos, seminaristas, monjas y jóvenes; algunas novenas, triduos para las cuarenta horas y muchos panegíricos y sermones para las principales fiestas del año. Al principio de su apostolado no subía al púlpito, especialmente en las ciudades y poblaciones importantes, sin haber escrito cuanto quería decir. Su lema, mil veces repetido era: <>. Aseguraron haberlo oído de sus propios labios monseñor Manacorda, obispo de Fossano y don Albino Carmagnola. 1 Lucas IV, 18.(**Es3.57**))
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