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((**Es3.374**) sacerdotes las firmaron, comprometiéndose a pagar una cuota fija, determinada por ellos mismos. Esta ficha debía enviarse a la dirección del diario antes de los primeros días de febrero de 1849. No fueron, sin embargo, muchas las acciones suscritas, y se reunieron cerca de ochocientas liras, que parecía eran suficientes para dar vida a la hoja. Entre los principales suscriptores encontramos al canónigo Juan Francisco Chioccia, de Trino Vercellese, al canónigo Luis Porliod, penitenciario de la catedral de Aosta, al canónigo Francisco María Calosso, de la colegiata de Chieri y al teólogo Juan Bautista Bottino, prior y vicario foráneo de Bra. El periódico, durante el primer trimestre de 1849, contaba con ciento treinta y siete abonados; pero los lectores fueron muchísimos más, ya que don Bosco lo distribuía profusamente entre sus jóvenes. El clérigo Ascanio Savio y otros nos contaron que encontraban útil y leían con gusto aquel periódico. Don Bosco, al escribir los artículos, trataba de la política en general, esto es de la historia contemporánea, evitando entrar en cuestiones especiales que interesaran al Gobierno; narraba hechos edificantes; tenía en cuenta los errores del día y no dudaba nombrar, con nota de desaprobación, los periódicos que resultaran más peligrosos. Sus escritos contra la Gaceta del Pueblo llevaban casi siempre el título: Granciporri della Gazzetta del Popolo (Equivocaciones de la Gaceta del Pueblo), con los cuales respondía a sus infames blasfemias ((**It3.481**)) contra Jesucristo, la sagrada Eucaristía, la confesión, el rosario y la existencia del infierno; a sus difamaciones contra los sacerdotes, los obispos y los Papas y a su Sacco Nero, 1 donde se recogían la basura y las inmundicias de la maledicendia y la calumnia. El Amigo de la Juventud hizo mucho bien en aquellos principios, porque, además de tratar temas instructivos, de acuerdo con la necesidad, evitaba a sus jóvenes recurrir, para enterarse de las noticias, a los diarios malos y empaparse de máximas perversas. Don Bosco corría con la mayor carga de escribir, administrar y llevar la correspondencia epistolar. Aun cuando tuviese colaboradores, él pensaba en todo, lo ordenaba todo, todo pasaba por sus manos, hasta corregir las pruebas de imprenta. Durante los tres primeros meses el periódico fue distribuido normalmente; pero en el segundo trimestre los suscriptores bajaron a ciento dieciséis. Don Bosco intentó por todos los medios sostener a 1 SACCO NERO: se refiere a la sección, típica de muchos periódicos, donde se recogen errores y disparates de diverso orden. (N. del T.) (**Es3.374**))
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