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((**Es2.87**) -Sí, sí, ya podéis aguardar, aseguraba D.C..., mientras una sonrisa de burlona complacencia se dibujaba en sus labios. Don Bosco tomó entonces aspecto de inspirado, cortó lentamente el aire con su varita, pronunció cuatro palabras de las que no se encuentran en ninguna lengua del mundo y gritó: -íYa está! Dio la llave a D.C... para que fuera a abrir el cajón. Y D.C..., apenas tuvo la llave en su mano exclamó estupefacto: -Pero si ésta es la llave de mi baúl. Abrió. Y ante los ojos de todos fue desdoblando ((**It2.102**)) el famoso gabán. Imposible describir la sorpresa y el jolgorio de los presentes. D.C... lo contemplaba boquiabierto. Y don Cafasso decía: -Por amor de Dios, vámonos o moriremos de risa. <>. 1 Pero le gustaban más a don Bosco otras expansiones que tenía con don Cafasso. He aquí una página escrita por el mismo don Bosco: <>Preparaba don Cafasso a los presos para celebrar una fiesta en honor de María Santísima. Había empleado toda una semana para instruir y animar a los presos de un dormitorio, donde se encontraban cerca de cuarenta y cinco de los más calificados. Casi todos habían prometido confesarse la víspera de la fiesta. Pero, al llegar el día, ninguno se determinaba a empezar la ((**It2.103**)) santa empresa de confesarse. Don Cafasso les renovó la invitación, les recordó brevemente lo dicho en los días anteriores, les recordó la promesa dada; pero, fuera por respeto humano, fuera por engaño del demonio, 1 Eclesiástico XXX, 22.(**Es2.87**))
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