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((**Es2.434**) las manos. Llevaba zapatos blancos, orlados de rosas de varios colores, medias y falda de color amarillo, un vestido blanco cuajado de perlas, un pañuelo blanco al cuello adornado de rosas, una toca a modo de mitra algo inclinada hacia adelante con una corona de lindas rosas. Pendiente del cuello llevaba una cadenita de la que colgaba un crucifijo y sobre el brazo horizontal de la cruz unas tenazas a la derecha y un martillo a la izquierda. Con el miedo, a Melania se le cayó el cayado. Después de un instante, la Señora bajó las manos y mostró su blanco rostro, tan deslumbrante que no era posible mirarlo mucho tiempo. Luego se puso de pie, cruzó los brazos y dijo a los dos pastorcillos: -Acercaos, queridos niños; no tengáis miedo; he venido aquí para daros una gran noticia. Entonces Maximino y Melania cruzaron el arroyo y Ella avanzó hasta el lugar donde antes se habían dormido. Se colocó entre ellos y les dijo, mientras las lágrimas surcaban su hermoso rostro: -Si mi pueblo no quiere obedecer, me veré obligada a dejar libre la mano de mi Hijo. Su mano es tan fuerte y tan pesada que yo no puedo detenerla. íHace ya mucho tiempo que sufro por vosotros! Constantemente estoy pidiendo a mi Hijo que no os abandone, pero vosotros no hacéis caso. Ya podéis rezar y hacer cosas buenas. Jamás podréis compensar los cuidados que yo me tomo por vosotros. Os he dado seis días para trabajar, dice el Señor, me he reservado el séptimo y no queréis dedicármelo. Por eso se muestra tan dura la mano de mi Hijo. Si vuestras patatas se pudren ((**It2.579**)) es por culpa vuestra. Os lo hice ver el año pasado, y no habéis querido hacer caso, y al verlas podridas, blasfemabais el nombre de mi Hijo. Seguirán pudriéndose y este año no tendréis ya ninguna en Navidad. No sembréis trigo, si lo tenéis; todo lo que sembréis, se lo comerán los gusanos, y lo que nazca, se reducirá a polvo, al aventarlo... Habrá una gran mortandad de niños menores de siete años. Vendrá una gran carestía... Las nueces se enmohecerán y las uvas se pudrirán1. Al llegar a este punto la Señora dejó de hablar, sólo movía los labios pero no entendía qué decía; los pastorcillos entendieron el secreto que confiaba a cada uno de ellos por separado, con la prohibición de manifestarlo a otros, y ni siquiera entre ellos mismos. Volvió a hablar en voz alta y añadió: -Pero si los hombres se convierten, hasta las piedras y peñascos 1 Esas profecías se cumplieron. Las criptógamas ocasionaron por toda Europa un daño inmenso, que continuó desde 1849 hasta 1874. (**Es2.434**))
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