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((**Es2.40**)((**It2.38**)) CAPITULO IV TRES DESTINOS A LA VISTA -CONSEJO DE DON CAFASSO -LA RESIDENCIA SACERDOTAL DE TURIN -DON BOSCO VA A TURIN -EN MANOS DE LA PROVIDENCIA -INSTRUMENTOS DE ESTA LAS vacaciones otoñales tocaban a su fin. Don Juan Bosco contaba ya veintiséis años y debía pensar en su porvenir y procurarse una posición. Tres posibles destinos aparecieron ante sus ojos. El primero, como profesor en casa de una noble familia genovesa, con un estipendio de mil liras anuales. Parientes y amigos intentaban convencer a Margarita para que persuadiese a don Juan sobre la conveniencia de aceptar aquel puesto. En él quedaban a cubierto alimentos y vestido; por tanto, con el estipendio limpio podría mejorar las condiciones de su familia. Pero la buena Margarita, intuyendo que no siempre reina la inocencia de costumbres tras las cortinas de seda, respondía: -Mi hijo en casa de señores...? Qué haría él con las mil liras, qué hago yo con ellas, qué haría su hermano, si Juan perdiera luego su alma? También le habían propuesto para capellán en su aldea de Morialdo, aumentando la retribución que hasta entonces se acostumbraba a dar al sacerdote; más aún, aquellos aldeanos estaban dispuestos ((**It2.39**)) a doblarle el estipendio con tal de que se quedase con ellos para maestro de sus hijos. El tercer empleo era el de vicepárroco de Castelnuovo, donde tanto le apreciaban sus paisanos y especialmente el teólogo Cinzano. Don Bosco acostumbraba, antes de tomar una decisión, colocar en primer lugar la gloria de Dios y la salvación de las almas y, después, calculaba si, con lo que se le ofrecía, podría conseguir su noble propósito. Rogaba a Dios que le iluminara y al mismo tiempo pedía consejo a personas doctas y piadosas. Cuando estaba moralmente seguro(**Es2.40**))
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