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((**Es2.256**)((**It2.335**)) CAPITULO XXXVI NUEVAS ACUSACIONES DEL SECRETARIO DE LOS MOLINOS CONTRA LOS MUCHACHOS DEL ORATORIO -EL MUNICIPIO PROHIBE LAS REUNIONES CATEQUISTICAS EN LA IGLESIA DE SAN MARTIN -LA MANO DEL SEÑOR Y EL HIJO DEL SECRETARIO -FORTALEZA DE DON BOSCO-EL ORATORIO AMBULANTE -ESPIRITU DE PROFECIA -IMPRESIONES DE UN ESPLENDIDO SUEÑO -ESPERANZAS Y DESILUSION NUEVAS cruces esperaban a don Bosco en Turín. El Municipio no había respondido todavía al memorial de los molineros, ni había tomado ninguna deliberación. Se vivía en la ansiedad, hasta que una carta, enviada a la Alcaldía por el Secretario de los Molinos, puso las cosas al rojo vivo. Recogía en ella las falsas afirmaciones que corrían de boca en boca enemiga, las exageraba a su placer y declaraba la imposibilidad de que las familias, empleadas en aquellos menesteres, pudieran cumplir su deber y vivir en paz. Añadía, además, el peligro de que, con aquellos locos recreos, pudiera caer alguno en el ancho y profundo canal que conducía las aguas a las ruedas de los molinos. Llegaba incluso a asegurar que aquella concentración de muchachos era un semillero de inmoralidad. Entonces, la Alcaldía, aunque persuadida de la falsedad de la relación, cediendo a la mayoría del Consejo, ((**It2.336**)) formuló una orden, cortés en la forma y dirigida al teólogo Borel, en virtud de la cual don Bosco debía dejar libre aquel lugar y trasladar a otra parte su Oratorio. <(**Es2.256**))
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