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((**Es2.247**) (íay, qué fastidio, qué ruido!) haremos aquí una fiestecita, bien comida y remojada y cantaremos la misa con nuestros muchachos. Cómo anda don Pacchiotti? Salió bien el catecismo? Yo sólo tengo siete aquí, pero todos unos farinelli (vagos). La próxima semana, si Dominus dederit (si Dios quiere), estaré ahí. Exeunte hebdomada (a fines de semana): (continuaré, no puedo más). Castelnuovo, 11 de octubre. JUAN BOSCO, Pbro.>> Acudían, entre tanto, a visitar a don Bosco los chicos de Morialdo, los antiguos amigos de Castelnuovo y de las otras aldeas, atraídos todos por su trato afectuoso y sus palabras impregnadas en el deseo de su bien espiritual. Se entretenía con él Juan Filippello, aquél que le acompañó desde I Becchi a Chieri, cuando fue por primera vez para asistir regularmente a la escuela. Pues bien, un día le preguntó en confianza: -Ya hace tiempo que alcanzaste la licencia para confesar; tu empleo en el Refugio de Turín, a lo que parece, no es cosa definitiva para tí: en qué piensas ocupar la vida que el Señor te conceda? Don Bosco le respondió: -Yo no seré un sacerdote solitario o con unos pocos compañeros; tendré conmigo muchos otros sacerdotes, que me obedecerán y se dedicarán a educar a la juventud. Filippello no se atrevió a seguir preguntando, pero concibió la idea y le quedó ((**It2.323**)) bien grabada, de que don Bosco pensaba fundar una sociedad o congregación religiosa, como años después lo contaba el mismo Filippello a don Segundo Marchisio. Se iban pasando tranquilamente aquellos pocos días de vacación de don Bosco. Gozábase del cariñó de su madre y de su hermano, de las atenciones del buen vicario don Cinzano y de las cartas que le escribía el teólogo Borel. Pero su corazón estaba siempre en Turín. Ansiaba volver con sus queridos picaruelos y aliviar al buen Teólogo de la pesada carga que le acarreaba la dirección del Oratorio y tener que acompañar a los muchachos a una u otra iglesia, tan sobrecargado como estaba de ocupaciones, que no le dejaban un minuto de descanso. Con todo, no pudo salir de Castelnuovo el día que había calculado. En una segunda carta explicaba al teólogo Borel el motivo de la prórroga: (**Es2.247**))
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