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((**Es2.160**) propone, primero, recitar la Corona con la indicación de los siete principales dolores de María, los cuales se pueden meditar después con siete breves consideraciones distintas, como suele hacerse en el Vía Crucis. >>El Señor nos ayude con su gracia y bendición para alcanzar el fin deseado, de modo que nuestra alma quede vivamente impresionada con el frecuente recuerdo de los dolores de María, con provecho espiritual del alma; y todo para mayor gloria de Dios>>. Este libro anónimo, impreso en la tipografía de Speirani y Ferrero, alcanzó gran difusión entre el pueblo y se hicieron varias ediciones del mismo. Es una demostración del tierno afecto que don Bosco alimentó siempre por la pasión de Jesús y los dolores de la Madre Celestial, afectó vivísimo que hemos podido observar en don Bosco hasta sus últimos días. No al azar dispuso la Divina Providencia que sobre su tumba pintar el eximio artista Rollini el cuadro de María Santísima de los Dolores. Allí está ese cuadro 1 para recordar a los hijos de don Bosco la gran recomendación del Padre de no causar jamás dolor con la propia conducta a esta su amorisísima Madre, de suerte que de ninguno puede Ella decir: <>. 2 1 El cuadro se encuentra todavía presidiendo el altar de la capilla, colocado sobre lo que fue tumba de don Bosco, en Valsálice. Está pintado en la pared por el artista José Rollini, antiguo alumno del Oratorio (N. del T.). 2 Jeremías, Lamentaciones, I, 12. (**Es2.160**))
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