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((**Es19.77**) íSus ejemplos! Esa es, queridísimos hijos, la parte más útil todavía: quizá la únicamente útil, de la gran fiesta de este día. Porque, es cierto, no les es dado a todos gozar de esta tan amplia y maravillosa abundancia de dones divinos, de este poderoso conjunto del pensamiento, del afecto, de las obras; no poseen todos la misma medida de gracia, no les es posible a todos seguir esos caminos luminosos; pero también ((**It19.83**)) ícuánto hay de imitable para todos -como oportunamente se ha puesto de relieve- en una vida tan laboriosa, tan recogida, tan activa y tan orante! Esa era, en efecto, una de sus más bellas características, la de estar en todo, ocupado en un contraste continuo, agobiador, de inquietudes, en medio de una multitud de demandas y consultas, y tener siempre el espíritu en otra parte: siempre arriba, donde la claridad era impasible, donde dominaba siempre soberanamente la calma; de tal forma que en él el trabajo era oración real, y se cumplía el gran principio de la vida cristiana: qui laborat, orat. Esta era y debe seguir siendo la gran gloria de sus hijos y sus hijas. íQué de méritos en aquella vida olvidada de sí mismo para prodigarse en favor de los más pequeños, los más humildes, los menos atrayentes y, si así puede decirse, los más desgraciados! También en aquella maravilla de obras, también allí, queridísimos hijos, no debe encontrar nuestra debilidad, por así decir, una justificación de sí misma. Si es verdad que no todos pueden literalmente imitar aquella perfección y eficacia de obras -ya que muchas veces, por desgracia, no es verdad, cristiana y sinceramente hablando, que querer es poder, y en cambio es verdad que muchas veces no se quiere bastante aquello que se puede-; de la vida y de las obras de don Bosco -decíamos- esto es lo que también nosotros podemos reconocer y deducir: y como no todos pueden lo que quieren y querrían, importa mucho que cada cual quiera de veras aquello que puede. íCuánto aumentaría, queridísimos hijos, el bien de las almas, de los individuos, de las familias, de la sociedad, si todos hicieran lo que cada uno puede; si, en la modesta medida de sus posibles, quisiera cada uno el bien que puede hacer por sí mismo o por medio de otros! Que el ejemplo de este gran Siervo de Dios estimule a todos a seguir su camino, aunque hayan de quedarse necesariamente a mucha distancia de él; ese camino, en el que él ha esparcido tanto bien y tanta luz, tantos brillantes ejemplos de edificación cristiana. Con esta próxima y lejana visión Nos tomamos la más amplia y afectuosa parte en la fiesta y el gozo de los buenos Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora. Y pensamos en todos, especialmente en aquellas iglesias y aquellas tierras para las que este día es de un modo particular y de un título singular, día de santa y nobilísima alegría. Pensamos en la alegría de Turín; pensamos en la alegría de Asti: pensamos ->>y cómo no pensar en ellos?- en la alegría de todos los lugares, de todas las partes del mundo, porque literalmente no hay parte en el mundo, donde los hijos y las hijas de don Bosco, las obras de don Bosco, siempre vivas, siempre en marcha, no sigan desarrollándose por el camino trazado con su mano, en las que no florezca cada vez más fresca y fecunda su imitación. ((**It19.84**)) La bendición apostólica puso fin a la ceremonia. Cuando el Papa descendió del trono y emprendió la marcha rápidamente con su séquito, toda la asamblea aplaudía conmovida y entusiasmada. La(**Es19.77**))
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