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((**Es19.70**) Ponente su relación sobre las virtudes y las dificultades ((**It19.74**)) resueltas o no resueltas. Corresponde a los Purpurados decidir si se puede seguir adelante o si, por el contrario, se debe convocar otra Congregación preparatoria sólo para el estudio más profundo de alguna dificultad. En la Causa de don Bosco estimaron los Eminentísimos que era necesaria una segunda Preparatoria sobre las virtudes heroicas para acabar de resolver algunas objeciones 1. Por lo cual hubo alia nova positio con aliae novae animadversiones del Promotor General de la Fe, y con alia nova responsio del Abogado para un ulterior estudio de los Cardenales y de los Consultores. Finalmente en la segunda Preparatoria, fijada para el 18 de diciembre de 1926, los Purpurados dieron su voto favorable para la prosecución de la Causa. Quedaba de este modo allanado el camino para la última discusión a celebrar por la Congregación general, en presencia del Pontífice y con intervención de Cardenales y Consultores. Todavía se exige en ella una novissima positio con novissimae animadversiones y la correspondiente responsio. La solemne asamblea tuvo lugar el 8 de febrero de 1927, En ella, una vez terminada la discusión, Cardenales y Consultores no tenían más que voto consultivo y sólo al Papa correspondía la última deliberación. Pío XI, después de oídos los votos unánimemente favorables, tomó unos días para reflexionar y orar; manifestó después su decisión, ordenando se emitiera el decreto sobre el heroísmo de las virtudes para publicarlo el día 20 siguiente, domingo de Sexagésima. Esta publicación se hizo en la forma acostumbrada, en presencia del Padre Santo y de su Corte. La ceremonia revistió una solemnidad inusitada. Un público numerosísimo llenaba por completo la amplia sala consistorial del Palacio Apostólico. Asistieron a ella los Superiores de la Pía Sociedad y las Superioras de las Hijas de María Auxiliadora, muchos Salesianos y Hermanas, ((**It19.75**)) representaciones de Cooperadores y antiguos alumnos, delegaciones diocesanas de Turín y de Asti, personajes diversos y forasteros, de paso en Roma. Cuando el Papa se sentó en el trono, acercóse a las gradas monseñor Mariani, Secretario de Ritos, y, obtenido el consentimiento del Padre Santo, leyó el decreto que, a continuación, traducimos: 1 Entre otras cosas se deseaban más pruebas sobre la vida de oración y sobre el espíritu profético de don Bosco y más aclaraciones sobre la cuestión de los famosos folletos (véase, Vol. XV, pág. 206 y sgts.). Para las dos primeras cuestiones figura en las actas una importante carta de don Felipe Rinaldi (Ap., Doc. n.° 8); y para la tercera valieron mucho la carta de don Bosco al Cardenal Prefecto del Concilio, publicada en dicho volumen, otra del canónigo Sorasio (Ap., Doc., n.° 9) y la de don Juan Turchi (Ap., Doc. n.° 10).(**Es19.70**))
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