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((**Es19.61**) conquistas estaba en su caridad y en su virtud. No entro en los misterios de la gracia y en la economía de sus manifestaciones; pero quisiera deducir esto ahora: las obras de religión y de caridad de don Bosco brotaron de la santidad que cultivó en su alma con todo cuidado antes que nada>>. El eminente orador, que había contemplado a don Bosco en el teatro ordinario de su acción, describió de esta manera lo que él había observado: <((**It19.63**)) y de jóvenes que, en el taller y en la escuela, guardan con solicitud su candor, y de sacerdotes que son a un tiempo monásticos y seculares, condiscípulos y maestros, escritores y tipógrafos, literatos con Clásicos latinos e italianos, y populares con Lecturas Católicas, músicos y arquitectos, y misioneros en regiones lejanas siempre dispuestos en cualquier parte a cuanto pide la caridad; estas formas, estas creaciones de hombres no me maravillan: cada planta da sus frutos>>. Mirando después al porvenir y presagiando la plenitud del día, cuya aurora anunciadora acababa de despuntar, entrevió para Turín la apoteosis de un retorno que nadie habría podido describir y en el que se lloraría de alegría, no sólo en las casas salesianas, sino en toda la tierra. Y así como el ánimo profético lo previó, así sucedió realmente.(**Es19.61**))
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