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((**Es19.372**) del patriarca de Armenia en aquella ciudad, me contaba que, siendo él seminarista en el colegio armenio de Roma, fue admitido con sus compañeros para ver a don Bosco, creo que en el Hospicio del Sagrado Corazón, la última vez que fue allí, para la consagración de la nueva iglesia. Nuestro Santo Fundador se encontraba entonces en aquel estado de decaimiento físico que todos saben. Aquellos seminaristas, con el fin de ocasionarle la menor molestia posible, debían conformarse con pasar ante él de uno en uno, sin decirle nada ni esperar nada de él, besarle la mano y volver hacia atrás. Así lo hicieron, mientras don Bosco estaba sentado con los ojos y la cabeza baja y las manos apoyadas en las rodillas; de pronto, a un seminarista, que le besaba la mano, díjole, permaneciendo inmóvil en su posición, estas palabras: <>. Aquel clérigo moría dentro del mes. Beitgemal, 29 de diciembre de 1937. MARIO ROSIN, Pbro. XVIII Intuición y profecía Sor Celestina, Superiora General de las Religiosas Eucarísticas (Via Pirot, n. 179, Sofía, Bulgaria) escribía el 9 de julio de 1938 al Rector Mayor, don Pedro Ricaldone: Nuestra venerada Madre Fundadora, de venerada memoria, Sor María Cristina de Jesús, en el siglo Eurosia Alloatti, hija de Pedro Alloatti, en Turín, antes de venir a Salónica (Turquía) para fundar nuestro pequeño Instituto para búlgaros eslavos en 1888, quiso consultar a San Juan Bosco sobre su singular vocación. Estaba ella en la conferencia de los Cooperadores Salesianos el veintitrés de mayo de 1887, ((**It19.451**)) y fue a besarle la mano en la sacristía junto con la multitud. Y el Santo, antes de que ella le hubiese revelado su secreto, la previno y le dijo: -Eurosia, tú has pedido a la Santísima Virgen una señal sobre tu vocación: pues bien, ella te responde por mi medio: Vendrás a mí para darte más explicaciones. -No tardó ella en ir y el Santo le aseguró que era voluntad de Dios que fuese a Salónica a ayudar a su hermano misionero y fundar allí entre los dos una Comunidad de religiosas indígenas para los búlgaros eslavos; y le dio muchas otras normas. Pero, antes de despedirse, le dijo: -Cuando vayas a salir para tu destino, vendrás aún a verme, pero yo no podré bendecirte. -Y se cumplió la profecía. Nuestra Madre Fundadora debía partir el 3 de febrero de 1888 y fue el 1.° de febrero para pedirle la última bendición. íFue enorme su sorpresa al encontrar al Santo muerto y expuesto en la iglesia a la veneración de los fieles! Acudieron inmediatamente a su mente las proféticas palabras: -Tú vendrás, pero yo no te bendeciré. -La Venerada Fundadora quiso hacer deposición jurada de este hecho para la causa de Beatificación. (**Es19.372**))
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