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((**Es19.32**) ((**It19.26**)) la grandiosidad de su obra, las cualidades del Hombre y la capacidad de sus herederos 1. Recordó tres testimonios personales sobre don Bosco. El de su humildad: <>. El del dominio de sí mismo: <>Quién podía sospechar que un hombre de aspecto tan sereno tuviese tantas preocupaciones? (...) Ese es, a mi parecer, el sello de una alma verdaderamente elegida, siempre con Dios y, por tanto, por encima de las dificultades de la vida>>. Y el testimonio de su manera de comportarse en las audiencias: <<>>Quién descubrió jamás en él, en las audiencias diarias y continuas, la más mínima impaciencia, ni sombra de prisas? Con la misma bondad recibía a los aristócratas que a la gente sencilla. Escuchaba cuanto se le decía, sin demostrar que se acordase de los muchos que hacían antesala. Cuando uno veía la atención que prestaba a todos y la libertad que dejaba para exponer sus cosas, hubiera dicho que no tenía otra cosa que hacer. Esta es la característica de las almas que poseen un dominio absoluto de sí mismas, y esto era lo que le ganaba los corazones>>. París, la ciudad siempre pronta a recordar, honró a don Bosco en la aristocrática iglesia de la Madeleine. Marsella lo hizo en la de San José, la iglesia de don Bosco, y la manifestación pública no pudo ser más cordial ni más triunfal, a un mismo tiempo. También para España nos limitaremos a unos pocos lugares. En el colegio de Utrera predicó un verdadero panegírico sobre don Bosco el santo Obispo de Málaga, monseñor Spínola, más tarde Cardenal; pero no hemos podido hacernos con un ejemplar de su discurso, que fue publicado por la prensa. En Barcelona, además del solemnísimo funeral celebrado en la iglesia de Belén, que fue santificada con la ((**It19.27**)) presencia del Siervo de Dios, se hizo una imponente sesión académica, de la que se guarda digno recuerdo en una lujosa monografía 2. Promovieron la reunión los señores de la Asociación Católica, que en 1886 había inscrito a don Bosco entre sus miembros honorarios. Cerró el acto el Obispo monseñor Catalá, el cual dio a conocer su pensamiento sobre don Bosco. Veía en él la gloria de la humanidad, porque 1 Niza, imprenta del Patronato de San Pedro, 1888. 2 Recuerdo de la solemne sesión necrológica celebrada por la Asociación de Católicos de Barcelona en memoria de su esclarecido miembro de honor y mérito el Revmo. P. D. Juan Bosco. Barcelona-Sarriá, Tip. de los Tall. Sal., 1888.(**Es19.32**))
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