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((**Es19.308**) altar 1: <((**It19.373**)) toda gran institución de la Iglesia un día, en el que se ha querido levantar a los restos del Santo que fue su autor, un monumento que proclamase sus grandezas y concentrase en él la devoción del mundo. Pensamos en San Francisco, en Santo Domingo, en San Ignacio, en San Pablo de la Cruz. El día de la gloria para don Bosco ha llegado al cumplirse el primer cincuentenario de su paso a la gloria del cielo. Y gracias al arte de los italianos y a la devoción de los hijos de don Bosco, el monumento sagrado, que es un altar, ha logrado poder decir la palabra que pasa a los siglos>>. La grandiosidad del monumento no estorba en la iglesia, pues se halla colocado en el brazo derecho del gran crucero donde estuvo el altar de S. Pedro, en el que habitualmente celebraba don Bosco. El arquitecto Ceradini, profesor de la Academia Albertina, ha sabido crear un conjunto de arte y piedad religiosa. Los ojos de quien mira van derechamente a posarse en la urna que guarda las reliquias del Santo, colocada bajo el cuadro del altar y algo encima de la mesa del mismo. Esta urna, puesta en una amplia hornacina, es de cristal, de forma que por todas partes pueden contemplarse los venerados restos, revestidos con los ornamentos sacerdotales. Decimos por todas partes, ya que hay un pasillo que separa el cuerpo del altar de la pared de la capilla y se entra en él por dos puertas de mármol con ricos canceles de bronce dorado. Allí, escribe don Alberto Caviglia, <>. Puede decirse que se ha alcanzado el modo más natural que podía imaginarse con el fin de colocar a la debida veneración los sagrados restos. No decimos nada del cuadro del altar porque es provisional el que hay. Todo el conjunto, desde las gradas hasta su remate, rico en mármoles preciosos y bronces, presenta una abundancia de detalles trazados con genialidad, distribuidos con gusto y ejecutados con primor. Tiene delante ((**It19.374**)) un presbiterio pavimentado con mármoles policromos y cerrado con una balaustrada de mármol. A los lados de la mesa hay dos basamentos también en mármol que sostienen dos grandes estatuas, que representan la Fe y la Caridad. Las paredes de alrededor resplandecen con el brillo de los mármoles y decoraciones que las adornan y tienen tres vidrieras que representan tres monumentos solemnes de la vida y la gloria del Santo. En el luneto superior se ve al niño de nueve años recibiendo, en sueño, la misión; en el 1 L'Osservatore Romano, 3 de junio de 1938. (**Es19.308**))
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