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((**Es19.256**) fiestas romanas y al leer en L'Osservatore las noticias de las fiestas de Turín. Era justo que quedase un recuerdo de la Pascua de don Bosco en el lugar que había sido el santuario, y quedó un recuerdo digno del ambiente. Se trató de un candelabro monumental, que medía tres metros y quince centímetros de altura, destinado a sostener el cirio pascual, pero sin apartarlo nunca de su puesto, junto al altar de la Confesión. Tiene la base de granito rojo; la columna de una sola pieza, en mármol negro, mide un metro noventa: el capitel en bronce dorado y cincelado lleva los escudos de Pío XI y de la Basílica de San Pedro. Esta espléndida obra de arte recordará también al mundo el reconocimiento de los Salesianos al Cabildo Vaticano por su valioso concurso al éxito de la inolvidable celebración. Lleva una breve inscripción latina que indica quién lo ofreció, cuándo y cuál fue la razón de la ofrenda. No queremos callar una ocurrencia original. Se publicaba el Boletín Salesiano en seis lenguas distintas en el Oratorio: todos habían rivalizado para presentar a sus lectores relaciones detalladas de las fiestas, acompañando el texto con abundantes ilustraciones. Cuando todo acabó, se reunieron en un grueso volumen los números escritos en italiano, francés, español, inglés, portugués y lituano, impresos en papel satinado, y, elegantemente encuadernado, se ofreció ((**It19.307**)) en primer lugar al Padre Santo y después a muchos personajes del mundo eclesiástico y seglar. Difícilmente se habría podido encontrar una documentación más completa, más viva y más interesante para conservar un recuerdo histórico de los sucesos en el seno de ilustres familias y comunidades religiosas. (**Es19.256**))
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