Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es19.218**) En el exterior aumentaba por momentos una masa compacta, cuyos ojos se dirigían hacia lo alto de la galería de las bendiciones, para contemplar la imagen del Santo representado en la gloria. Habíase previsto que muchísimos millares de fieles se habrían visto obligados a permanecer fuera de la iglesia y, en consecuencia, se preparó a la derecha de la escalinata un altar para celebrar misas al aire libre. En él celebraron, con cierto intervalo de tiempo, dos neosacerdotes salesianos, ordenados la víspera por el Cardenal Vicario. Por la misma razón se habían tomado otras medidas. Se había instalado una fuerte valla, de una a otra parte de la columnata berniniana, que dividía la plaza en dos. En el espacio entre la valla y la escalinata, que se mantenía desocupada, podían entrar los que poseían <>. En razón ((**It19.260**)) del grandísimo número de los que no habrían podido obtener el billete de entrada en la basílica, se había inventado, con asentimiento del Pontífice, aquel billete de consolación, con el fin de poder proporcionar una semi-satisfacción a todos los millares que fuere posible. A las ocho ilumináronse en un instante en el interior de la basílica los centenares y centenares de arañas de luz instaladas a lo largo de las arcadas, pendientes de las bóvedas y alrededor del altar de la Confesión, prestando a la basílica un aspecto fascinante. En la <> de Bernini del ábside, donde se había colocado para la beatificación la pintura que representaba al Beato, resplandecía, en medio de un fulgor de luces, la figuración de la Santísima Trinidad, a la que especialmente se dirigen el honor y la gloria en los días de las canonizaciones. Bajo la cátedra de San Pedro se levantaba el trono papal. Por ambos lados, hasta el altar de la Confesión, había largos sitiales para Cardenales, Patriarcas, Arzobispos, Obispos y altos Prelados. Sobre el altar, adornado con sencilla magnificencia, brillaban los seis espléndidos candelabros de plata, cincelados por Cellini. In cornu evangelii, sobre las gradas, estaba encendido el cirio pascual en un candelabro monumental de mármol. A la otra parte, colocados sobre una mesita, estaban los dones rituales de la Postulación. En las galerías de la Verónica y de Santa Elena se veían colgando los lienzos con las pinturas de los dos milagros, que ya conocemos. A lo largo de las gigantescas paredes se levantaban las tribunas. En el ábside presbiterial, a la derecha y a la izquierda, las destinadas a los Soberanos y Príncipes; después otras para la familia del Papa, el Cuerpo diplomático, la Orden de Malta, los parientes del Santo, la Postulación de la Causa, la aristocracia y el patriciado, representaciones y delegaciones especiales. (**Es19.218**))
<Anterior: 19. 217><Siguiente: 19. 219>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com