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((**Es19.189**) porque venís a Nos en nombre de don Bosco a quien tanto queremos, ya mucho antes de que todo el mundo le llamase Beato, porque el gran Siervo de Dios nos recuerda no sólo que tuvimos la suerte, más aún, la gracia de levantarle a los primeros honores de los altares, con el deseo y la esperanza de elevarlo todavía a honores más altos; sino que nos recuerda un antiguo conocimiento, y casi estábamos por decir, una paternal amistad, cuando en los primeros años de nuestro sacerdocio pasamos un tiempo a su lado. Por eso os digo que os vemos y saludamos con gran complacencia. >>Añadimos otro título, por el que os queremos: vosotros venís a Nos por el Jubileo extraordinario que hemos proclamado para todo el mundo con motivo del recuerdo diecinueve veces centenario de la obra de nuestra Redención. Debéis hacer una reflexión especial, dada vuestra condición de alumnos de don Bosco. En efecto este tesoro que recibís cada día, procede directamente de la Cruz, y es el tesoro de la educación cristiana. Porque la vida cristiana es el fruto compendio, o resumen de la Redención, que el mundo había perdido y que verdaderamente es invención de Jesús que la trajo del cielo y aplicó en su nombre. Debéis pensar que vosotros gozáis toda la riqueza de esta vida hasta con magnificencia y que cada una de las partículas de esta vida que cada día recibís, es una gracia de la Sangre de Nuestro Señor>>. Es visible en ambas ocasiones con qué satisfacción pronostica el Padre Santo la proximidad de la canonización de don Bosco. La Providencia había reservado también al Pontífice glorificador de don Bosco esta nueva alegría, como ahora vamos a narrar. (**Es19.189**))
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