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((**Es19.174**) al Ecónomo que hiciera acuñar cien mil medallas con las efigies del Beato y del Pontífice para regalárselas al Padre Santo, el cual empezó desde entonces a distribuirlas, de acuerdo con las ocasiones. El dos de noviembre recibió un grupo singular de peregrinos. Estaba formado por doscientos bancarios de la institución <> de la Banca Nacional de Crédito. Pronunció el Papa su discurso y después hizo que les distribuyeran dicha medalla, señalando su oportunidad; ya que don Bosco había sido <>. Más singular todavía fue la audiencia que el día seis de noviembre concedió a trescientos cincuenta Guías Alpinos, que celebraban una reunión nacional en Roma. Después del afectuoso discurso que el Papa alpinista les dirigió, díjoles que se consideraba feliz al añadir un pequeño recuerdo a la bendición apostólica: era una medalla que llevaba por un lado la imagen paterna, que recordaría a los queridos hijos la visita, y por otro la imagen de don Bosco. <>. ((**It19.205**)) Hubo una mención que revistió carácter de mayor solemnidad, porque la hizo en una alocución consistorial. En el Consistorio secreto del dieciséis de diciembre para el nombramiento de seis cardenales nuevos, el Papa, al referirse a los motivos que, junto con el año jubilar, llevaban a Roma a tantos fieles, pronunció estas palabras, que traducimos del latín: <>. Entre los documentos pontificios más solemnes hay que contar las Encíclicas. Pues bien, con fecha del 20 de diciembre de 1929 apareció la Encíclica Mens Nostra sobre los ejercicios espirituales, en la que, al (**Es19.174**))
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