Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es19.124**) hay que recordar la institución de la Unión de Cooperadores Salesianos que, de muy diversos modos, ayudan a las Obras Salesianas y a la Obra de María Auxiliadora en favor de las vocaciones eclesiásticas, lo mismo que a las iglesias por él levantadas con dinero recolectado en todas partes, y entre las cuales merecen especial mención la Basílica parroquial del Sagrado Corazón en el Castro Pretorio de nuestra Alma Ciudad y el Santuario de María Auxiliadora en Turín. Todas estas obras emprendidas por el Siervo de Dios, para gloria de Dios y salvación de las almas, y no para ganar dineros o alabanzas humanas, tuvieron el mayor de los éxitos. Atendió hasta la muerte con admirable constancia las obras emprendidas; fue luminoso ejemplo de todas las virtudes, de fe pura y fortaleza cristiana, de devoción a Dios y a la Bienaventurada Virgen María, del más profundo respeto, en tiempos difíciles, al Romano Pontífice y a la Sede Apostólica. Despreciador de sí mismo con constante humildad, sin pedir nada para su persona, pues estaba enamorado de la pobreza, con ánimo siempre dispuesto e incansable para buscar la salvación de las almas y llevar adelante, para bien de la Iglesia, los asuntos más graves y complicados, prudentísimo, sobrio y esquivo a las comodidades de la vida, dejó no sólo a sus hijos, sino también a todos los cristianos, verdaderos ejemplos dignos de imitación, por lo que aún es justamente tenido por todos como un santo vivo. El 31 de enero de 1888 se durmió plácidamente en el Señor. Sus restos mortales fueron expuestos, primero, en la habitación donde había expirado; después, revestidos con los ornamentos sacerdotales, en la iglesia de San Francisco de Sales, en la que se celebró el funeral solemne, al que asistieron con gran devoción más de cien mil ciudadanos, Obispos de Piamonte, canónigos, párrocos llegados de pueblos lejanos, y muchos seminaristas, que acudieron a las exequias desde diócesis de Francia y Suiza 1. ((**It19.142**)) El Siervo de Dios fue enterrado en el Seminario de Misiones de Valsálice, y todavía hoy existe un continuo afluir de peregrinos, que van allí atraídos por los dones sobrenaturales con que Dios enriqueció en vida a su Siervo, y por la fama de santidad que le envolvió. Esta fama de santidad de Juan Bosco no sólo no ha disminuido, sino que aumenta cada día más, por lo que en la Sagrada Congregación de Ritos se empezó a tratar la Causa de beatificación del Siervo de Dios, y nuestro predecesor Pío X, de feliz memoria, firmó, con el Decreto publicado el 24 de julio de 1907, la Comisión de Introducción de la Causa. En consecuencia, una vez que han sido recogidas jurídicamente y examinadas según nuestro rito las pruebas de las virtudes heroicas del mismo Siervo de Dios, Nos, definimos, con solemne Decreto promulgado el 20 de febrero de 1927, la heroicidad de las virtudes del Venerable Siervo de Dios Juan Bosco. Inicióse después la discusión de los milagros que se presentaban como realizados por Dios, con intercesión del mismo Siervo de Dios, valoróse todo con severos cuidados, y habiendo sido juzgados verdaderos y patentes dos de entre los muchos prodigios atribuidos a la intercesión del Siervo de Dios después de su muerte, Nos, declaramos con nuestra suprema Autoridad, con otro Decreto publicado el 19 de marzo del corriente año 1929, que constaba su verdad. Y ya pronunciada la sentencia sobre el grado heroico de las virtudes y de los 1 Hay aquí algo de confusión. El cuerpo fue expuesto en la iglesia de San Francisco, pero el funeral se celebró en la iglesia de María Auxiliadora. Además, los cien mil ciudadanos y todos los otros, no asistieron al funeral, sino a la conducción del cadáver. (**Es19.124**))
<Anterior: 19. 123><Siguiente: 19. 125>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com