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((**Es18.650**) que nos hacían falta. Todo el que es débil y pequeño ante los hombres, recibe entre nosotros el culto de un respeto ilimitado: y este respeto tiene su fuente en nuestra fe. Nosotros sabemos que Dios está siempre detrás de un hombre que se entrega: y usted estaba atacado por una locura de entrega. ((**It18.770**)) Por lo demás, Dios no permanece oculto mucho tiempo. El grano de mostaza ha germinado: el mundo, sorprendido, ha visto crecer un árbol bajo cuyas ramas se abrigan multitudes que, como los pájaros del cielo, tienen todas las maternales atenciones de la Providencia. Una magnífica rama se extiende ya por Francia; poco a poco la cubrirá por entero con su sombra bienhechora: todos esos muchachos, de los que es usted padre, cantan su reconocimiento. Yo le traigo el eco de ese canto, en este día en el que se le puede bendecir y bendecir a Dios que nos lo ha dado. Que Dios le guarde a nuestro amor filial, a nuestra veneración: la mano que abrió el primer surco es la más preciosa de todas; que El se digne concederle siempre unos hijos como los que usted desea. Gracias, una vez más, en nombre de una nación que no olvida lo mucho que usted la quiere. Usted oirá este gracias por un tiempo que no tiene fin. No será la voz de un pueblo solo que se la diga: las naciones desaparecerán: no quedará más que la gran familia de los elegidos en la que usted encontrará la suya. Los que deberán su felicidad a usted serán incontables. Usted oirá entonces su acción de gracias; se la darán con una alegría que no podemos nosotros conocer, y en una lengua que todavía no hablamos: será el cielo y para siempre. 72 Dos cartas a la señora Pilati A Ilustrísima Señora: Tengo el gusto de responder a su amable carta del tres de junio corriente para aprobar y recomendar mucho su piadosa determinación de dedicar una parte del patrimonio que le ha dejado su querido esposo en obras de beneficencia, pues éstas son las más útiles para la liberación de las almas del purgatorio, y las que tienen más mérito para la vida eterna a que aspiramos. He aquí ahora mi pensamiento sobre las obras que son más aptas en estos tiempos para mayor gloria de Dios y bien de las almas. Una de las primeras necesidades de nuestra época es la de ayudar a los pobres muchachos abandonados y educarlos cristianamente para hacer buenos ciudadanos, obreros y cabezas de familia cristianos y buenos sacerdotes y religiosos, cultivando debidamente la vocación de cada uno; y a este fin tienden todos nuestros institutos para chicos y para chicas en Italia, Francia, España y América, y en nuestras mismas ((**It18.771**)) misiones de Brasil, Patagonia y Chile que empiezan a dar frutos muy consoladores para nosotros y para nuestros cooperadores y cooperadoras. Y pienso ahora que, al inspirar el Señor a V. S. Ilma. que recurriera a mí en busca (**Es18.650**))
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