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((**Es18.65**) La Providencia. El señor Olive, el mismo del medio pollo para cada uno de los muchachos del Oratorio, había preparado la sorpresa. Los hijos del dueño sirvieron a los convidados 1. ((**It18.65**)) Al correrse por la ciudad la noticia de que don Bosco partiría el día siete, aumentó la afluencia de gente al oratorio; en el momento de la partida, se acumuló una masa compacta en el patio del colegio. Le abrieron calle, para pasar, los alumnos internos visiblemente entristecidos. Aumentaron su pena las palabras que don Bosco les dijo: -Hasta volver a vernos en el cielo. Don Carlos Viglietti escribe que aquellos buenos muchachos lloraron al oírle y tenían por qué, pues ya no verían más en la tierra al amado Padre. Había dejado a los Salesianos un recuerdo inolvidable, diciéndoles al partir en italiano: -Rammentatevi che siete fratelli (Acordaos de que sois hermanos). En la estación se habían reunido los amigos más íntimos con sus familias. El jefe de estación, que había reservado un hermoso departamento para él y sus dos acompañantes, salió a su encuentro con los principales empleados del ferrocarril para saludarlo y augurarle un buen viaje; y su señora le ofreció un hermoso ramo de flores. Al silbar la locomotora, se oyeron aplausos y vivas a don Bosco. El bueno de don Pablo Albera, que estaba allí absorto con la preocupación de los achaques del Padre y con el temor de que el viaje le hiciera mal, sintió el corazón oprimido y rodaron por sus mejillas gruesas lágrimas. 1 El abate Guiol había celebrado la fiesta de san Francisco de Sales en La Providencia (noviciado de Sta. Margarita-Marsella), y refirió después a las señoras de la Junta sus impresiones en la sesión del día cinco de febrero. Lo que dijo es muy interesante: <>.(**Es18.65**))
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