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((**Es18.59**) esperaban muchos señores, entre los que se destacaban el Príncipe y la Princesa de Caserta, que besaron con veneración su mano. La caridad de Cannes fue aún más abundante en limosnas que la de Niza. Desde Niza había escrito el viernes veintiséis a los Condes Colle: <>. El día señalado por la tarde llegó a Tolón. Cenó con aquellos buenos señores, los cuales entretenidos, como de costumbre, con su amena conversación, no se separaron de él hasta medianoche. En la carta citada había escrito además: <>. Llegaron, en efecto, y el Conde los invitó a comer, junto con el Párroco de San Luis y otros amigos. El señor Du Boys pidió a don Bosco que le diera algunas medallas de María Auxiliadora y, cuando las tuvo, contó cómo él debía la vida a una medalla de María Auxiliadora. Tres años antes, se había caído desde una altura de varios metros y debiera haberse estrellado, con el peso de sus setenta y nueve años a las espaldas; pero, al llegar al suelo, no sintió más que el aturdimiento causado por la caída. El atribuía el portentoso caso a que llevaba puesta la medalla de María Auxiliadora. En la conversación con los Colle se había hablado mucho ((**It18.58**)) de la biografía de mamá Margarita, que estaba escribiendo don Juan Bautista Lemoyne. El Conde tenía tal impaciencia por leerla, que deseaba verla publicada cuanto antes; y estaba dispuesto a cubrir los gastos de la impresión, pero quería que se imprimiera rápidamente. Por eso, don Carlos Viglietti escribió en seguida al autor: <>. Y, después de manifestar la voluntad del Conde, continuaba: <>. Un deseo de don Bosco valía más que diez mandatos. En efecto, en una carta del día veintitrés de abril, decía Lemoyne a monseñor Cagliero: <(**Es18.59**))
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