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((**Es18.559**) inevitables en todos los comienzos, y teniendo que vencer el sinnúmero de dificultades que para la propia conservación encuentra toda nueva obra en sus primeros años, no era difícil descubrir en la organización de las clases y en el inteligente y celoso personal que las dirige, la vitalidad de la obra de don Bosco; al conocer hoy al venerable fundador de los Talleres Salesianos, honra altísima que estos días han tenido muchos barceloneses, compréndense más fácilmente los prodigiosos resultados alcanzados en el breve período de veinte años, ya que los diez que le precedieron fueron sólo de preparación para empresa de tamaña importancia. ((**It18.650**)) Desean visitar a don Bosco, durante su permanencia en Sarriá, personas de todas las clases y condiciones, en busca de toda suerte de consuelos; unos para impetrar de Dios -que todo lo puede- por mediación de varón tan santo, el remedio o el alivio de enfermedades graves; otros para pedir consuelo para su corazón desgarrado por la desgracia u oraciones en sufragio de seres queridos; las asociaciones piadosas se presentan a mostrar sus respetos al que tan distinguido lugar ha conquistado entre los varones que han sobresalido en nuestros días en la Iglesia de Cristo; y varios Prelados han ido a Sarriá a saludar al ilustre fundador católico. Don Bosco escucha con interés a grandes y pequeños, a los que están en los más altos peldaños de la escala social, a la clase media que tiene en nuestra ciudad extraordinario arraigo, a modestos obreros y sencillas mujeres del pueblo, y a unos y a otros que llegan a su presencia llenos de ferviente fe, les da la bendición y una pequeña medalla en la que está grabado el Sagrado Corazón de Jesús en el anverso, y en el reverso la imagen de la Santísima Virgen. <>, <>, son las leyendas de la medallita de don Bosco, y sin duda alguna han sido el poderoso talismán con que ha logrado el sacerdote italiano realizar su grande obra de fundar numerosas escuelas -cuyo número va creciendo cada día- y que servirán para contrarrestar la incesante propaganda contra Dios y contra toda autoridad, que principalmente en Europa se está haciendo a mansalva en nuestros días llenando el corazón de zozobra y el ánimo de espanto, aun a famosos racionalistas que ven con pavor cómo nuestra sociedad se va precipitando con frenesí al abismo de la impiedad y de la disolución social. Cuantos se han acercado a don Bosco y han podido oír su autorizada palabra, han descubierto en su fisonomía su cultivada inteligencia y su voluntad poderosa. En los comienzos, al establecer sus talleres, personalmente aprendió don Bosco los diversos oficios que en los mismos se habían de plantear y los enseñaba a sus amados niños. A la música se dedicó también desde la edad de ocho años, y en los Talleres Salesianos no falta nunca la banda correspondiente, formada por los jóvenes albergados y dirigida por uno de los salesianos. Conoce también don Bosco infinidad de idiomas que le facilitan el comunicarse con todos los países y propagar sus Talleres. La humildad, esta virtud cristiana tan preciada como costosa a la humana naturaleza, es una de las que más enaltecen al preclaro fundador de los Talleres Salesianos. <>, decía a uno de los que fueron honrados el domingo último a acompañarle en su comida. Y, sin embargo, cuando don Bosco se ocupa en el desarrollo de su obra, aunque en tono sencillo, ((**It18.651**)) vibra en su palabra la convicción del fundador, su tesón inquebrantable y como un don profético. <>, dijo también en el curso de la conversación, y al que oía conmovido estas palabras parecíale ya ver en breve tiempo levantadas las necesarias construcciones para albergar tan crecido número de niños, funcionar los nuevos talleres y en las horas de rezo ver concurrida la (**Es18.559**))
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