Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es18.552**) El amor que nos tiene le ha inspirado mil medios para hacernos felices. Nuestros profesores nos enseñan en las clases la ciencia unida a la virtud y nos preparan de este modo para alcanzar dignamente una honrosa carrera, y a menudo, según nuestra vocación, nos abren el camino del Santuario, a donde Dios nos llama. En los diferentes talleres aprendemos un oficio, que nos permitirá un día ganarnos honradamente la vida. Sí, Padre, los atentos cuidados que se nos prodigan, los buenos ejemplos, los consejos, los alientos que se nos dan, producirán sus frutos y más tarde procuraremos, también nosotros, hacer experimentar a los demás algo de los bienes que usted nos regala abundantemente. Siguiendo el ejemplo de sus primeros hijos de Turín, cuya historia se nos lee, procuraremos ser la alegría de quien fue para nosotros siempre tan buen padre. Mientras tanto, le rogamos acepte los sentimientos de amor y de agradecimiento que le profesamos. Nos esforzaremos para corresponder a los cuidados que usted nos prodiga y rogamos al Señor nos lo conserve todavía muchos años para devolverle centuplicado lo que usted ha hecho y sigue haciendo por sus hijos de Marsella. Marsella, 31 de marzo de 1886. 8 (el original en español) El Salesiano, según el Obispo de Milo El Salesiano no es el Jesuita, soldado, por así decirlo, del escuadrón sagrado, o sea, de la milicia escogida que la Iglesia destaca contra sus enemigos más fieros, y principalmente contra este mundo moderno, tan lleno de soberbia, tan engreído de su ciencia y de su valer: no es el Capuchino, el fraile más popular entre todos los frailes, con sus austeridades y rigores, con su menosprecio de los bienes terrenales, y esa absoluta desnudez interior y exterior, que pone espanto; no es el hijo de Benito, que mora en las soledades y pasa la vida entre el estudio, el canto de las divinas alabanzas y el cultivo de la tierra; no es el discípulo de José de Calasanz, bienhechor en alto grado, benemérito de la Iglesia y de la sociedad, pero consagrado a una sola tarea; no es... nada de eso. ((**It18.642**)) El Salesiano es el hombre de la abnegación y de la humildad, que vive muerto sin pensar que lo está, que hace el bien creyendo que no hace nada, que se sacrifica sin acordarse de ello y aun casi ignorándolo, y que venido a la hora postrera, se estima el último entre los servidores de la Iglesia. Va allí donde le mandan; toma las cosas y las acepta como se las dan, y fabrica su nido lo mismo entre las floridas ramas de árbol frondoso, que en la piedra más saliente de tosca y desnuda roca. Sus características virtudes son no quejarse nunca, aunque todo se le torne contrario, y no desmayar jamás, esperando siempre en la Providencia. Tiene el Salesiano algo de la energía, de la actividad, de la extensión y alteza de miras y de la incontrastable firmeza del Jesuita; tiene algo de la popularidad del Capuchino; tiene algo del recogimiento y de los hábitos de trabajo del monje; tiene algo en fin de todos los Institutos religiosos conocidos, siendo no obstante un tipo nuevo. (Don Bosco y su Obra, págs. 89-90). (**Es18.552**))
<Anterior: 18. 551><Siguiente: 18. 553>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com