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((**Es18.532**) prestar con todo ardor mis débiles fuerzas, en favor de nuestra Pía Sociedad, en cualquier ocupación que me sea confiada>>. Si la humildad de don Miguel Rúa podía encontrar satisfacción en la práctica del ama nesciri el pro nihilo reputari (ama al ser ignorado y tenido en nada), no pensaban lo mismo los otros Superiores, convencidos de que interpretaban el sentir de los Socios; por eso ((**It18.617**)) enviaron al Cardenal Protector una fervorosa carta encabezada por monseñor Cagliero, sometiendo a su examen las consideraciones que, según ellos, aconsejaban la confirmación de don Miguel Rúa como sucesor de don Bosco. Eminencia Reverendísima: El sacerdote don Miguel Rúa, que ya era Vicario de nuestro venerado fundador don Juan Bosco, cuya irreparable pérdida aún lloramos, ha expuesto al Padre Santo una duda en torno al Sucesor y pide y espera la solución de su alta sabiduría. Por nuestra parte, los abajo firmantes, quedaríamos satisfechísimos de que el Padre Santo confirmase como nuevo Rector Mayor, o sea, como Superior General de la humilde Sociedad de San Francisco de Sales, al mencionado sacerdote Miguel Rúa, que ya fue designado y propuesto como su Vicario por el mismo don Bosco, tras la invitación que le hizo su Beatitud, que, deseaba en su paternal bondad, ver asegurada de aquel modo la continuidad de la Congregación Salesiana; más aún, siendo como somos los primeros Superiores, conocemos las disposiciones de ánimo no sólo de los electores, sino de todos los Socios y estamos en condición de asegurar, con la más íntima convicción del corazón, que la noticia de que el Padre Santo nos daba por nuestro Superior General al sacerdote Miguel Rúa, sería recibida no sólo con profunda sumisión, sino además con sincera y cordialísima alegría. Y añadimos que, si hubiese que llegar a una elección, según Reglas, es sentimiento común que don Miguel Rúa sería elegido por unanimidad, y esto como homenaje a don Bosco que siempre lo tuvo como su primer confidente y brazo derecho, y, además, por el aprecio que todos le tenemos por sus eximias virtudes, su singular habilidad en el gobierno del Instituto y la extraordinaria destreza en el despacho de los asuntos, de lo que ya dio pruebas manifiestas bajo la dirección de nuestro inolvidable y carísimo Padre y Fundador. Sometemos humildemente estas nuestras consideraciones al juicio de V. Emcia. Rvma. por, si, en su reconocida prudencia, juzgara oportuno hablar de ellas al Padre Santo, a quien nos gloriamos de reconocer siempre como Supremo Moderador de la Pía Sociedad Salesiana y a quien prometemos trabajar, sufrir, vivir y morir en defensa y sostenimiento de la sede Apostólica, como nos enseñó a hacer nuestro llorado don Bosco con la palabra, los escritos y el ejemplo. No podemos, además, dejar pasar esta propicia ocasión para manifestar, en nombre de todos nuestros Hermanos, los íntimos sentimientos de reconocimiento y gratitud a Vuestra Emcia. Rvma., por la paternal bondad con que nos ha hecho hasta ahora de Protector. Le rogamos continúe dispensándonos su preciosa benevolencia y le prometemos hacer cuanto de nosotros dependa con el nuevo Rector que se nos designará, ((**It18.618**)) para que el cargo de Protector de los Salesianos no le resulte más difícil de lo que le haya sido hasta ahora. (**Es18.532**))
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