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((**Es18.518**) llevó este padre una reliquia de don Bosco. Apenas la besó la enferma, sintió abrirse su corazón a la esperanza, experimentando en su interior un misterioso consuelo. El veintidós de noviembre comenzó una novena a María Inmaculada pidiendo que, por intercesión de don Bosco, le devolviera la salud. La noche siguiente al quinto día concilió el sueño, como no podía hacerlo desde bastante tiempo; durmiendo, le pareció que le tocaban a la espalda y la llamaban por su nombre. Se despertó sobresaltada, pero, al no ver a nadie, se desvaneció. No supo explicar después si el desvanecimiento duró mucho o poco; sólo recordaba que había visto a don Bosco que le decía: -Quisiera concederte lo que me pides; pero no puedo, porque la Virgen está disgustada contigo. Con todo, no te desanimes, yo te ayudaré. Y, dicho esto, desapareció. Para entender el alcance de este dulce reproche conviene tener presente una confidencia de la Hermana sobre el tiempo anterior a su enfermedad. <((**It18.600**)) usaba palabras muy ásperas, y esto me desanimó bastante>>. Durante la noche siguiente a la aparición, y estando despierta, perdió las fuerzas y se desmayó. Apareciósele entonces la Inmaculada con don Bosco, el cual, de rodillas ante la Virgen, le pedía que perdonara a la religiosa, añadiendo que en adelante observaría sus propósitos. Y la Virgen le dijo a la Hermana: -Si te corriges, no te abandonaré. Fue cosa de breve duración, que terminó dejando su alma inundada de satisfacción. El día veintinueve comenzó la novena de la fiesta de la Inmaculada con un fervor como nunca. El cuarto y el quinto día de la novena tuvo nuevas visitas de la Santísima Virgen y de don Bosco. La Virgen le dijo: -Si prometes servirme con más fervor y ser más fiel a mi divino Hijo, el día de mi fiesta recobrarás la salud perdida. Pero entre tanto su estado despertaba las más serias inquietudes. Durante tres días consecutivos las hemoptisis que tanto la atormentaban, eran más frecuentes y lamentables; la sangre que vomitaba era de un hedor pestilencial. Y, a pesar del recrudecimiento de la enfermedad, la enferma esperaba (**Es18.518**))
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