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((**Es18.512**) Orione era zurdo). Al instante le asaltó un angustioso pensamiento:sin aquel dedo ya no podría ser sacerdote, aspiración suprema de su corazón. >>Qué hacer? Envolvió en un pañuelo el pobre dedo, lo mejor que pudo, y sosteniéndolo con la otra mano, volvió corriendo a don Bosco. Con fe viva alargó el dedo sangrante hasta tocar su mano. Y, al contacto, la herida se cicatrizó en una abrir y cerrar de ojos. Cuando cuenta esto aún le parece a don Luis Orione ver una gotita de su sangre enrojeciendo ((**It18.592**)) la cándida mano del difunto; y enseña, en tanto, la cicatriz que le ha quedado y añade que se sirve del índice derecho, como lo hacía antes, sin sentir ninguna molestia 1. Se verificó otra curación instantánea en el mismo lugar y el mismo día. El día 24 de enero de 1888 el célebre profesor de Turín Lorenzo Bruno había escrito al doctor Agustín Santanera, médico que atendía a la señora Enriqueta Grimaldi de Asti: <>. Proseguía la detallada descripción del mal, y concluía diciendo que <>. Pero lo que no pudo la ciencia lo pudo la fe. La enferma, mezclada entre la infinita oleada de gente que pasaba ante el cadáver de don Bosco, logró tocarlo, e instantáneamente experimentó una sensación de alivio que invadió su persona: estaba curada. Una curación tan grande no fue tomada en consideración por los jueces del proceso para la beatificación del Siervo de Dios, porque entonces la familia no estuvo en condiciones de exhibir el documento que contenía el diagnóstico del profesor Bruno. En aquellos días de continuo afluir de gente al Oratorio para ver a don Bosco muerto, la señora Josefina Chiesa, de Turín, tuvo un sueño que no tendría ningún valor para nosotros de no haberse realizado exactamente. De los cuatro a los diez años la pobre se había caído hasta cuatro veces, descoyuntándose una pierna la primera vez ((**It18.593**)) y fracturándosela las otras, de modo que se vio obligada a andar con una muleta por espacio de dieciocho años y dos con un bastón. Aconsejada por las Hijas de María Auxiliadora, pidió a don Bosco 1 El hecho se publicó también en Roma por el padre orionista Garbarino, en el Boletín parroquial de Todos los Santos, en el número de diciembre de 1926. (**Es18.512**))
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