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((**Es18.492**) podrá decir de él lo que se dice de las reliquias de los Profetas: Defunctus, adh uc loquitur (Está muerto, pero habla todavía). Los Superiores regresaron después al Oratorio, satisfechos de que todo hubiera resultado tan bien y agradecidos a cuantos habían puesto en ello su valiosa mano. Antes de la cena, los clérigos de Valsálice, reunidos en torno a su director, don Julio Barberis, firmaron un pliego dirigido a don Miguel Rúa y redactado por uno de ellos, don Andrés Beltrami, prometiéndole que sus recuerdos y recomendaciones serían practicados fielmente, a modo de primer homenaje que le tributaban como Rector Mayor 1. Esta manifestación filial fue llevada inmediatamente a don Miguel Rúa y se la leyeron, después de la cena, en el refectorio del Capítulo Superior. Cuando se esparció la noticia, por los alrededores del Colegio, de que habían sepultado allí los restos de don Bosco, los propietarios de las casas y fincas del Valle de los Sauces (Valsálice) escribieron al Alcalde de Turín cartas de agradecimiento, por haber autorizado que don Bosco hubiera sido sepultado allí, cerca de sus residencias. El nicho estaba excavado en la pared del rellano, donde, sobre la escalinata que parte del patio bajo del colegio, se encuentran dos tramos de escalera que bajan desde el patio alto. Allí permaneció el féretro durante un año, sin tocarlo para nada, hasta que se construyó sobre la tumba una capillita, costeada por los antiguos alumnos, y se colocó más decorosamente en un nicho más elevado. Leíase delante un epitafio en latín, que señalaba la fecha de su nacimiento y de su muerte y calificaba simplemente a don Bosco como padre de los huérfanos. Algunos antiguos alumnos de Valsálice consiguieron después que se añadiera otra inscripción que recordase su permanencia en el Colegio y atestiguase su gratitud al venerado Padre. La lápida, colocada en la pared, a izquierda de quien sube, dice así: <((**It18.569**)) del santuario, de las ciencias, del foro y de las armas -pero unidos siempre con la mente y el corazón -los antiguos alumnos del Colegio de Valsálice -a su Padre amado -don Juan Bosco -este recuerdo de afecto perenne>>. Desde 1889 en adelante, no se tocó el féretro hasta dieciséis años después de la muerte, para el reconocimiento oficial del cadáver, ordenado por la Sagrada Congregación de Ritos. En aquella ocasión, estuvo abierta la caja unas horas y expuesta en un gran salón, mientras 1 Apéndice, Doc. 102. (**Es18.492**))
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