Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es18.455**) Y, mientras decía esto, se iluminaba su rostro con una suave sonrisa consoladora, que reavivaba las esperanzas. ((**It18.524**)) Durante el día, aunque hacía bastante tiempo que no miraba el almanaque, dijo de improviso: -Mañana es San Marcelo. Llevad a Marcelo un cestillo de esa uva que nos han regalado. Marcelo era el hijo del doctor Vignolo, convaleciente de una grave enfermedad. A fin de facilitarle la respiración, los médicos ordenaron que se preparara un sillón cómodo para cuando pudiera levantarse de la cama. Pero él, hablando después con don Celestino Durando, le dijo claramente que era inútil procurárselo. Casi todos los días, cuando tomaba algún alimento, se le ponía sobre el pecho una servilleta nueva. Cuando se dio cuenta de ello, preguntó: ->>A qué viene todo esto? -Que del retiro del Buen Pastor, repuso don Antonio Sala, han enviado unas docenas de ellas, como obsequio a don Bosco. -Bien; procura no olvidarte de darles las gracias de mi parte. El día diecisiete de enero por la tarde, al tener que levantarle en peso, prestóse don Juan Bautista Francesia a aquella obra de caridad. -íOh, dijo don Bosco, no era necesario molestar para esto a una celebridad. Te bastabas tú únicamente, Sala. Esta operación resultaba siempre dolorosa para el pobre enfermo, a causa, sobre todo, de las llagas que se le formaban por su continua postura en la cama. Por lo mismo, don Antonio Sala le dijo una de las veces: -íPobre don Bosco! íCuánto le hago sufrir! -No, respondió él, di mejor: ípobre Sala que ha de someterse a tal esfuerzo! Pero déjalo de mi cuenta: estas atenciones te las pagaré en su día... En otra ocasión, viole don Antonio Sala tan molesto con el dolor, que le preguntó qué podría hacer para proporcionarle algún alivio. -Me parece que tengo el cuerpo demasiado hundido en el colchón, respondió. Entonces don Antonio Sala le puso un brazo bajo las corvas, otro bajo las espaldas y, forzudo como era, lo levantó en peso, mientras Viglietti colocaba un edredón. Para que pudiera hacerlo, don Antonio Sala hubo de mantener en el aire el cuerpo de don Bosco unos minutos. ((**It18.525**)) Y, una vez acomodado, de forma que quedó como sentado, (**Es18.455**))
<Anterior: 18. 454><Siguiente: 18. 456>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com