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((**Es18.433**) con la debilidad en que se les ve postrado y con el hilillo de voz que, con trabajo, sale de sus labios>>. Entresacamos algunos párrafos de una de las cartas dirigidas a don Bosco o a otros del Oratorio, con fecha del veintisiete de diciembre. Escribe al Santo la señora Natalia Cornet, desde Montluçon: <((**It18.499**)) y en el amor al prójimo. Con mucha frecuencia, he puesto mis ojos sobre su retrato, que tengo en mi oratorio; y, en los momentos desesperados, me parecía oírle a usted que me decía: >>-Animo, hija mía, el Señor permite aflicciones a las personas que lo aman... >>-Sí, Reverendo Padre, usted me ha enseñado a amar a María Auxiliadora, el gran Consuelo de su santa vida, y se lo agradezco; Reverendo Padre, usted me ha enseñado a ser fuerte en la tribulación>>. Reiteradamente, ya uno, ya otro de los Superiores sugerían a don Bosco que rezase para conseguir del Señor su curación, pero él no asintió nunca. Su respuesta era siempre la misma: -íCúmplase en mí la santa voluntad de Dios! Más aún, siempre repetía las jaculatorias que se le sugerían, pero, cuando alguno intentó hacerle repetir: <>, él se callaba. El boletín sanitario de don Bosco aparecía normalmente en muchos periódicos italianos y extranjeros, acompañado a veces de artículos sobre su persona y sus obras. Los reporteros se mezclaban con la multitud que, en determinadas horas, asediaba la Casa, para inquirir noticias. Se anunciaban preces especiales, públicas y privadas, en las más remotas poblaciones; de modo singular, las comunidades religiosas hacían violencia al Cielo para arrancar la gracia. En muchas familias de Cooperadores se lloraba y se rezaba. El día veintiocho, por la mañana, ocurrió un simpático episodio. La Condesa de Salino entró en la portería y quiso saber las últimas novedades. Diéronle a leer el número de Unit… Cattolica del día anterior, en el que se señalaba una ligera mejoría. Fuera de sí por la alegría, la noble dama sacó del bolso el portamonedas y se lo entregó al portero, rogándole dijera a don Bosco que se pusiera pronto bien y que aceptara aquellas pocas monedas. Contenía veinte marengos de oro 1. 1 Marengo: moneda de oro de a veinte francos. (N. del T.) (**Es18.433**))
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