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((**Es18.390**) obras de don Bosco y que concluyen afirmando que se podría introducir con provecho aquel sistema en Gran Bretaña e Irlanda. La experiencia confirmó la verdad de este juicio en ambas partes del Reino Unido, pero fue menester dar tiempo al tiempo. Nos place que haya motivo para no olvidar la tercera parte del Reino Unido. Desde Escocia, llegó una invitación ((**It18.449**)) el mismo año en que se fue a Londres. El arzobispo de Glasgow, monseñor Eyre, en atención a los muchos italianos que residían en su ciudad, habría deseado un sacerdote salesiano que se ocupase de ellos, sobre todo porque sus hijos se encontraban religiosamente insidiados por los protestantes. Escribió sobre ello a don Bosco y le recordaba que había tenido el gusto de encontrarse con él en Roma y que el señor Monteiht de Carstairs no perdía nunca la esperanza de introducir en la archidiócesis a la pía Sociedad Salesiana. Don Bosco se hizo traducir la carta y escribió al margen de la misma: <>. Quería, pues, que se estudiase seriamente la cuestión en el Capítulo. Don Miguel Rúa presentó la solicitud en la sesión del treinta de noviembre, pero hubo que responder negativamente, ya que las Reglas no permitían dejar tan aislados a los Salesianos. Se prometió, en cambio, al Arzobispo que se le buscaría un sacerdote secular, bueno y celoso, y que, entre tanto, se esperaba preparar personal que dominara la lengua inglesa para abrir un orfanato en Glasgow o en otra ciudad de la archidiócesis 1. Cuando ya sólo faltaban algunas formalidades para la aceptación de la casa de Londres, una persona de gran ascendiente habría tenido virtud suficiente para desbaratar todo el plan, si don Bosco, prudente en las decisiones, no hubiera mostrado firmeza en la ejecución. Monseñor Juan Butt, obispo de Southwark, de quien tenía que depender la futura casa, hacía su visita ad limina en mayo de 1887. Habiendo sabido que don Bosco se encontraba en Roma para la consagración de la iglesia del Sagrado Corazón y que estaba a punto de aceptar una casa en el distrito de Battersea, le visitó para disuadirle de aquel propósito, alegando la pobreza del lugar y la imposibilidad de mantener allí ni un solo sacerdote. A su regreso a la diócesis, acudió a saludarle uno de sus sacerdotes y se congratuló con él de que hubiera podido tratar con un santo. ((**It18.450**)) ->>Con un santo? >>Con cuál?, le preguntó. -Con don Juan Bosco, de Turín. 1 La carta, redactada en inglés por don Bernardo Redahan y firmada por don Bosco, se conserva en el archivo del colegio de san Pedro, Bearsden, Giasgow. Ap., Doc. 87 A-B. (**Es18.390**))
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