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((**Es18.386**) de tal modo que, cuando falleció el Santo, algunos periódicos 1 hablaron de él como de un personaje de interés mundial. En 1889 el maestro José Flekácet publicó la biografía de don Bosco, escrita en francés por Du Boys y traducida por él al bohemio 2. Habían llegado las primeras informaciones sobre don Bosco desde Francia y no de la próxima Austria, porque, ideológicamente, la nación bohemia se sentía mucho más cerca de la primera. En fuentes francesas bebían los antedichos escritores, en todos los cuales predominaba la tendencia a valorizar, sobre todo, las escuelas profesionales, como las había organizado don Bosco. Esta literatura, diremos tan salesiana, influyó para que se establecieran contactos directos de ciudadanos bohemios con don Bosco; fue muy notable la visita del sacerdote José Kousal. En el verano de 1887, fue éste a Turín, enviado por el Gobierno de Rieger, para estudiar de cerca el sistema salesiano. Verdaderamente no nos parece que fuera él la persona más indicada para tal misión, puesto que siendo, como era, capellán de un reformatorio, iría más bien buscando un método educativo apto para reeducar a pobres muchachos descarriados. En efecto, presentóse a don Bosco en el colegio de Lanzo y, después de exponerle el objeto de su visita, observó que el Santo le miraba con aire de extrañeza y le decía: -Usted está mal informado. Nosotros tenemos muchachos pobres y abandonados, pero no jóvenes delincuentes. Para esto hay un establecimiento estatal, llamado la Generala. Vaya allí, si le parece. Estas palabras no lo disuadieron de visitar el Oratorio, pero ((**It18.445**)) no comprendió absolutamente nada de su espíritu. Un funcionario, acostumbrado a la burocracia austríaca, habría necesitado algo más que una rápida ojeada para formarse idea del Oratorio, es decir, de la pedagogía de don Bosco, íhecha de filial confianza y de santa libertad! El Oratorio, a lo que parece, juzgó que era el colmo de la utopía: tantos muchachos juntos no podían ser, según él, suficientemente atendidos y educados. Sin embargo, en su informe se leía esto de bueno: que, haciendo un parangón entre el Oratorio y la Generala, él declaraba que, en la casa de don Bosco, reinaba la caridad, mientras que, en la del Gobierno, no se veía más que una <>. Añadiremos que, en honor a la verdad, don José Kousal, más tarde y mejor informado, emitió un juicio muy distinto; más aún, el 1 Prarské veceruí noviuy (El Diario de la Tarde), veintincinco de enero y ocho de febrero de 1888; Lidové lisky (La Hoja Popular), del uno de abril de 1888. 2 Salió por entregas en Vlast, año 1888-9. (**Es18.386**))
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